Si tiene una infección respiratoria que provoca una acumulación de líquido en los pulmones y le dificulta la respiración puede tratarse de una pulmonía. Si tiene problemas para recuperar el aliento y presenta otros síntomas parecidos a los de un resfriado, necesita atención médica. Los proveedores de atención de urgencias de Baptist Health pueden determinar si tiene pulmonía y brindarle la atención que necesita. Encuentre un Centro de Atención de Urgencias cerca de usted.

¿Qué es la neumonía?

Se trata de una infección pulmonar común, que afecta a millones de personas cada año, causada por bacterias, hongos o virus. La infección, que puede ser leve o potencialmente mortal, causa inflamación en uno o ambos pulmones. Los alvéolos pulmonares también pueden llenarse de líquido o de pus, lo que puede dificultarle aún más la respiración.

La neumonía tiene algunos de los mismos síntomas del resfriado común y la gripe, por lo que puede ser fácil confundir las infecciones; sin embargo, la neumonía puede poner en peligro la vida, por lo que es fundamental recibir atención médica. Estos son algunos de los síntomas de la neumonía:

  • dolor en el pecho
  • congestión
  • tos con flema o saliva sanguinolenta, verde o amarilla
  • dificultad para respirar
  • fiebre de 102 °F o más

Causas de la neumonía

Si bien la neumonía no es contagiosa, las bacterias, hongos o virus que la provocan sí lo son. Las bacterias y los virus que flotan en el aire son las causas más frecuentes de la neumonía. Los casos provocados por hongos son menos comunes y por lo general afectan a personas cuyo sistema inmunitario está debilitado.

  • Neumonía bacteriana. Por lo general, estas infecciones son las más graves. Es más probable que contraiga este tipo de neumonía si ha tenido un resfriado o gripe. También puede provocar infecciones de oído, meningitis e infecciones de los senos nasales.
  • Neumonía fúngica. La tierra y los excrementos de las aves contienen hongos que provocan este tipo de neumonía. Las personas que tienen problemas crónicos de salud o un sistema inmunitario debilitado son las más vulnerables a contraer esta forma de la enfermedad.
  • Neumonía vírica. Por lo general es leve, desaparece por sí sola, y puede presentarse cuando hay otra infección respiratoria como un resfriado, gripe o el virus respiratorio sincicial (RSV). La neumonía provocada por la COVID-19 puede ser más grave.

Tipos de neumonía

La exposición a las bacterias, hongos o virus que causan la neumonía puede producirse de diversas maneras. Nuestros proveedores clasificarán el tipo de neumonía según el lugar en el que haya estado expuesto.

  • Neumonía por aspiración. Ocurre cuando se aspiran sustancias como comida, líquido, saliva o vómito en los pulmones y no se logran expulsar.
  • Neumonía adquirida en la comunidad. Durante sus actividades cotidianas, puede estar expuesto a las bacterias, los hongos o los virus que provocan este tipo de neumonía.
  • Neumonía nosocomial (adquirida en el hospital). Podría estar expuesto a la neumonía si se encuentra hospitalizado por una enfermedad o procedimiento. Este tipo de neumonía es por lo general resistente al tratamiento, por lo que con frecuencia es más grave que la adquirida en la comunidad por lo que va acompañada de un deterioro más pronunciado de la salud.
  • Neumonía asociada a la atención médica. Puede contraerla durante una estancia prolongada en un centro de cuidados a largo plazo o en una clínica ambulatoria. Al igual que la neumonía nosocomial, también suele ser resistente al tratamiento.
  • Neumonía asociada al respirador mecánico. Si necesita un respirador, corre el riesgo de contraer este tipo de neumonía.

Personas en riesgo de contraer neumonía

La neumonía puede afectar a cualquier persona, pero hay quienes tienen un mayor riesgo de contraer una infección. El riesgo de neumonía es mayor si:

  • tiene más de 65 años o menos de 2
  • está embarazada
  • padece una enfermedad pulmonar o cardíaca crónica, como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC o COPD), fibrosis quística o enfisema
  • tiene el sistema inmunitario debilitado
  • está ingresado en un hospital o en un centro de cuidados a largo plazo
  • presenta un trastorno neurológico que dificulta la deglución, como demencia o Parkinson
  • fuma o vapea

Síntomas de la neumonía

La neumonía comparte muchos síntomas con el resfriado común y la gripe; aunque también puede presentar síntomas distintos según el tipo de neumonía que padezca.

Síntomas de la neumonía bacteriana. Pueden aparecer lentamente o de forma rápida, e incluyen:

  • dolor abdominal al toser o respirar profundamente
  • labios, uñas y piel azulados
  • dolor en el pecho
  • confusión o estado mental alterado (en particular en personas de 65 años en adelante)
  • tos con flema sanguinolenta, verde o amarilla
  • fatiga
  • fiebre alta (hasta 105 °F)
  • pérdida del apetito
  • respiración rápida
  • aceleración de los latidos del corazón
  • falta de aire
  • sudoración o escalofríos

Síntomas de la neumonía vírica. Normalmente se presentan en el transcurso de varios días. La neumonía vírica produce muchos de los mismos síntomas que la bacteriana, pero también puede presentar:

  • tos seca
  • cansancio extremo
  • dolor de cabeza
  • dolor muscular
  • debilidad

Síntomas de la neumonía fúngica. Comparte los síntomas de la neumonía bacteriana y de otras enfermedades respiratorias, pero también puede incluir:

  • tos con sangre
  • hipersensibilidad a los alérgenos
  • dolor en las articulaciones

Síntomas en adultos y niños

Los síntomas de la neumonía pueden variar en los niños y en los adultos mayores.

Síntomas en los niños. Los bebés y los niños quizá no presenten signos de neumonía. En los casos en los que sí se manifiestan los síntomas, estos incluyen:

  • escalofríos o sudoración y enrojecimiento de la piel
  • tos
  • llorar más de lo habitual
  • dificultad para respirar
  • dificultad para que coma
  • fiebre
  • menos pañales mojados
  • nerviosismo o intranquilidad
  • gruñidos al respirar
  • menos energía
  • pérdida del apetito
  • palidez en la piel
  • vómitos

Síntomas en adultos mayores de 65 años. En adultos mayores, los síntomas como la tos y la dificultad para respirar quizá resulten menos perceptibles. No obstante, pueden presentar los siguientes signos:

  • fatiga
  • poco apetito
  • cambios repentinos en el estado mental
  • empeoramiento de los problemas de salud existentes

Diagnóstico de la neumonía

Para diagnosticar su afección, se le hará en primer lugar un examen físico. Con un estetoscopio, le examinarán los pulmones para escuchar si hay ruidos de burbujeo o crujidos característicos de la neumonía.

De estar presentes estos ruidos, pueden recomendar alguna de las siguientes pruebas y otros análisis:

  • Gasometría arterial. Se utiliza una muestra de sangre para medir la saturación de oxígeno. Esta prueba muestra el funcionamiento de los pulmones.
  • Análisis de sangre. Con una muestra de sangre se determina si la infección es bacteriana, fúngica o vírica.
  • Broncoscopia. El proveedor le examinará el interior de los pulmones con un tubo delgado equipado con una luz en el extremo, llamado broncoscopio. Es posible que recojan una muestra de tejido o de líquido para realizar más pruebas.
  • Imagenología. Una tomografía computarizada de tórax o una radiografía de los pulmones puede revelar cualquiera de los signos de la neumonía.
  • Cultivo de líquido pleural. Se utiliza una aguja fina para recoger una muestra de líquido de los pulmones. El personal de laboratorio lo analiza para determinar la causa de la infección.
  • Pulsioximetría. Mediante una pequeña pinza que se coloca en un dedo de la mano o del pie, se puede medir la saturación de oxígeno y determinar el funcionamiento de los pulmones.
  • Prueba de esputo. Al toser o escupir en un recipiente, se obtiene una muestra que el personal de laboratorio puede analizar para determinar la causa de la infección.

Tratamiento de la neumonía

Nuestros proveedores expertos colaborarán con usted para determinar el mejor tratamiento para la neumonía. Sus recomendaciones dependerán de la causa de la infección. En caso de que no logren determinar la causa subyacente de la neumonía, nuestros proveedores le sugerirán tratamientos para controlar y reducir los síntomas.

Entre las posibles opciones de tratamiento se incluyen:

  • Antibióticos. El proveedor médico se los recetará para tratar una neumonía bacteriana.
  • Antifúngicos. Medicamentos especiales que se toman por vía oral para eliminar una infección causada por hongos.
  • Antivíricos. La mayoría de los casos de neumonía vírica mejora por sí sola.
  • Antitusivos. Estos medicamentos de venta sin receta pueden controlar la tos, pero no la eliminan. Lo ayudan a descansar, pero fomentan la tos para expulsar la flema y el líquido que tiene en los pulmones.
  • Drenaje de líquido. Tener líquido en los pulmones le dificulta la respiración. Mediante una sonda (un tubo largo y fino) se puede drenar el líquido que hay en los pulmones y en la pared torácica.
  • Beber suficiente agua. Tomar suficiente líquido puede diluir la flema de los pulmones, lo que facilita su expectoración.
  • Analgésicos y medicamentos para la fiebre. Los de venta sin receta pueden ayudarle a bajar la fiebre y disminuir las molestias.
  • Líquidos por vía intravenosa. Administrarle líquidos directamente en las venas puede evitar la deshidratación causada por el sudor y la fiebre.
  • Oxigenoterapia. Se le administra oxígeno a través de una mascarilla colocada en la cara o un tubo en la nariz para ayudarle a respirar.
  • Usar humidificadores. Utilizar estos aparatos o darse una ducha de agua caliente puede facilitarle la respiración.

Complicaciones de la neumonía

En la mayoría de los casos, la respuesta al tratamiento es favorable; sin embargo, pueden ocurrir complicaciones graves. Los niños, los adultos mayores, las personas con enfermedades crónicas y quienes tienen un sistema inmunitario debilitado corren un mayor riesgo. Entre las complicaciones adicionales se encuentran:

  • Dificultad respiratoria aguda. Este síndrome es una forma grave de insuficiencia respiratoria, en el que la acumulación de líquido dificulta que los pulmones aporten suficiente oxígeno al torrente sanguíneo.
  • Abscesos pulmonares. Ocurren cuando se forman bolsas de pus en el interior y alrededor de los pulmones. Pueden drenarse con tubos o cirugía.
  • Insuficiencia respiratoria. Su función pulmonar desciende hasta un punto en el que necesita un respirador.
  • Septicemia. Cuando la infección llega a la sangre, puede provocar un fallo orgánico.

Prevención

No siempre es posible evitar la exposición a las bacterias, hongos o virus que causan la neumonía. Vacunarse es la mejor manera de protegerse. Existen distintas vacunas para adultos, niños menores de 2 años y niños de entre 2 y 5 años.

También puede reducir el riesgo de contraer neumonía si pone en práctica los siguientes hábitos saludables:

  • Evite el contacto cercano con personas que padezcan enfermedades contagiosas como resfriado, COVID-19 o gripe.
  • Evite consumir alcohol en exceso.
  • Evite el humo de segunda mano de cigarrillos y vapeadores.
  • No comparta objetos con personas que padecen enfermedades contagiosas.
  • Ingiera una dieta saludable.
  • Haga ejercicio con regularidad.
  • Duerma lo suficiente.
  • Deje de fumar.
  • Busque tratamiento para las infecciones existentes.
  • Lávese las manos (o utilice una solución desinfectante a base de alcohol) antes de comer o manipular alimentos y después de ir al baño.

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