La radioterapia por tasa de dosis baja permanente (o LDR) implica la colocación de partículas radiactivas directamente dentro del tumor. Cada partícula es aproximadamente del tamaño de un grano de arroz y administra radiación directamente en las células cancerosas. Con el paso del tiempo, la radiación destruye el tumor. Al colocar las partículas directamente en el tumor se limita la radiación que se administra al tejido sano que lo rodea.
Durante el proceso de inserción de las partículas, estará bajo el efecto de la anestesia, por lo que no sentirá ningún dolor ni malestar durante la implantación. Posteriormente, es posible que sienta algo de dolor mientras cicatrice la pequeña incisión.
Tal vez esté radiactivo durante semanas o incluso meses, dependiendo de la dosis de radiación de las partículas implantadas. Su proveedor le dirá por cuánto tiempo estará radiactivo y le dará instrucciones para proteger a las personas de su entorno. Después del tratamiento, las partículas perderán su potencia con el tiempo y, al final, perderán por completo sus propiedades radiactivas. Por ello, pueden permanecer en el organismo y no es necesario someterse a otra operación para extraerlas. Los radioisótopos más usados para el tratamiento LDR son yodo-125, paladio-103 y cesio-131.