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La goma de mascar sin azúcar, especialmente la de sabores cítricos, puede aumentar la generación de saliva. Tenga una botella de agua a la mano y tome sorbos con frecuencia a lo largo del día. Los aerosoles bucales y los sustitutos de saliva también pueden ser útiles. Escoja alimentos con un alto contenido de humedad o añada salsas, salsas de carne o aceites. Los batidos con un alto contenido de calorías y las bebidas licuadas también pueden ser convenientes, así como las bebidas enlatadas con suplementos nutricionales y otros batidos. Los alimentos se pueden licuar, hacer puré o pasar por un procesador de alimentos para que sean más suaves y fáciles de tragar. Beba líquidos al tiempo que come pequeños bocados de comidas sólidas. Las comidas húmedas y suaves, como los huevos, las natillas, el yogur, el queso cottage, las frutas, los vegetales cocidos y tiernos y las carnes tiernas, generalmente son más fáciles de trabar.
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La falta de apetito y las náuseas son síntomas comunes durante y después del tratamiento del cáncer. Su sentido del gusto puede cambiar durante el tratamiento. Usar más especias y condimentos podría contribuir a aumentar el atractivo de las comidas. Incorpore especias y saborizantes con frecuencia, ya que sus gustos pueden haber cambiado. A veces los medicamentos pueden ser muy útiles para reducir las náuseas. También hay medicamentos que ayudan a aumentar el apetito. Pregúntele al médico o al personal de enfermería si serían buenas alternativas para usted.
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La alimentación y la actividad física pueden contribuir a reducir el cansancio. Los pacientes y sobrevivientes tienen cansancio por muchas razones diferentes. En parte puede producirse porque no comen lo suficiente o no hacen suficiente ejercicio. Empezar lentamente un programa de ejercicios, aunque sea solo por algunos minutos al día, puede ayudarle a recuperar las energías. Luego, puede aumentar la frecuencia y la duración de la rutina de ejercicios. Además, el cansancio se debe a problemas médicos específicos, como la anemia, que se puede tratar. Hable con su médico acerca de la causa del cansancio.
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La anemia puede presentarse durante el tratamiento del cáncer y, a veces, también después. Puede producirse por la pérdida de sangre, la quimioterapia, la radioterapia o el propio cáncer. Una dieta balanceada puede favorecer el sistema de reparación del cuerpo que producirá nuevas células sanguíneas, pero es posible que por sí sola no corrija la anemia provocada por el tratamiento del cáncer. Los suplementos de hierro solo se deben tomar después de consultarlo con el médico. El hierro adicional es útil si la anemia es causada por niveles reducidos de hierro, pero hay otras causas de la anemia. El hierro no es conveniente para otras afecciones, y puede provocar efectos secundarios en el sistema digestivo, como el estreñimiento y las náuseas. Entre los alimentos que son buenas fuentes de hierro se encuentran las carnes, las verduras de hoja verde y los productos de granos enriquecidos. Consumir fuentes de vitamina C (como naranjas, fresas y pimientos) con productos de granos enriquecidos le permitirá absorber mejor el hierro en estos alimentos. Existen varias causas de anemia en los sobrevivientes de cáncer, y algunas de estas se tratan mejor con medicamentos o transfusiones de sangre. Hable con su médico acerca de la causa de la anemia.
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El adelgazamiento suele ocurrir en la fase inicial del tratamiento oncológico y recuperación, pero este no es un buen momento para rebajar de peso. Para evitar perder demasiado peso, procure comer más y usar menos energía. Consuma meriendas entre una comida y otra, eligiendo comidas y bebidas que sean buenas fuentes de calorías, grasas y proteína. Si bien la actividad física puede contribuir a reducir el estrés y aumentar la fuerza, los altos niveles de actividad pueden dificultar el aumento de peso.
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A corto plazo, durante algunos tratamientos del cáncer, es inevitable el aumento de peso. Después del tratamiento, un programa de actividad física regular y la elección de alimentos saludables normalmente pueden frenar la tendencia del aumento de peso y llevar a un adelgazamiento lento y controlado. Mantener un peso saludable debería ser una meta a largo plazo a fin de reducir el riesgo de una recidiva o un nuevo cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes.
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Luego de la fase de tratamiento, los sobrevivientes que tienen sobrepeso se pueden beneficiar de una pérdida de peso conservadora y lenta de hasta dos libras por semana. Hay beneficios reales al detener el aumento de peso y comenzar a adelgazar, incluso si ese proceso es lento. Si tiene sobrepeso, es probable que sea conveniente perder algo de peso, sin importar cuánto, incluso si no alcanza su peso ideal. La mejor manera de adelgazar es llevar una dieta saludable y bien balanceada y hacer actividad física moderada.
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En la mujer, los huesos suelen perder parte del calcio y se debilitan (osteoporosis) después de la menopausia, ya sea la menopausia natural o la provocada por el tratamiento del cáncer. Los estrógenos pueden aumentar la resistencia ósea, pero no se recomiendan a las mujeres que tienen un riesgo elevado de cáncer de seno, y la seguridad de administrarlos a mujeres que tienen cánceres de seno o endometrial sensibles al estrógeno es incierta. Se han sugerido los alimentos y suplementos a base de soya y otras fuentes de fitoestrógenos como sustitutos del estrógeno, pero se desconoce si estos productos son seguros para las mujeres que tienen riesgo de contraer cáncer de seno o endometrial o que son sobrevivientes de la enfermedad. Los huesos del hombre pueden volverse menos densos con la edad. El debilitamiento de los huesos también es un efecto secundario del tratamiento hormonal para cáncer de próstata. Aumentar la ingesta de calcio y vitamina D (por los alimentos y suplementos), los medicamentos recetados (como los bifosfonatos) y el ejercicio pueden ser eficaces para mujeres y hombres con osteoporosis. La densidad ósea se puede medir fácilmente para determinar la necesidad de tratamiento.
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Los estrógenos pueden reducir los síntomas de la menopausia, pero es posible que el tratamiento con estrógenos no sea una buena alternativa para mujeres que han tenido cáncer de seno o endometrial sensible al estrógeno, presentan un riesgo elevado de cáncer de seno o han tenido complicaciones que pueden empeorar por los estrógenos, como los coágulos sanguíneos. Si se considera el tratamiento de reemplazo hormonal, muchos médicos ahora recomiendan que se emplee solo por un breve período para aliviar los síntomas y desalientan a la mayoría de las mujeres a utilizarlo a largo plazo. Otros métodos para controlar los síntomas de la menopausia son el ejercicio regular, la alimentación saludable, evitar la cafeína, reducir el consumo de alcohol y el estrés, y los medicamentos recetados no hormonales. Muchos de los suplementos alimentarios que se toman para controlar los síntomas de la menopausia contienen estrógenos; por lo tanto, hable con su médico antes de tomarlos.
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El linfedema es la inflamación del brazo o la pierna tras una cirugía oncológica o radiación. Se produce por una interrupción en la circulación del líquido linfático. Si bien algunos sugieren una dieta con un alto contenido de proteínas y bajo índice de sodio, no hay evidencias de que este enfoque ayude. Es posible que el ejercicio resulte conveniente, especialmente los ejercicios de flexibilidad. Pregúntele al médico o al personal de enfermería sobre los programas específicos de fisioterapia o terapia de masajes diseñados para el tratamiento del linfedema.
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El ejercicio moderado reduce el cansancio, promueve la sensación de bienestar y puede acelerar la recuperación del cáncer. No se sabe si el ejercicio reduce las probabilidades de que reaparezca o si detiene su crecimiento. Los beneficios de hacer ejercicio con regularidad para el control del peso y la salud cardiovascular también convierten a la actividad física moderada y regular en una buena decisión para los pacientes y sobrevivientes de cáncer.
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Puede haber precauciones especiales a tener en cuenta, dependiendo del tratamiento o sus efectos secundarios. Por ejemplo, si tiene anemia grave, debe postergar el ejercicio hasta que la afección haya mejorado. Si se está sometiendo a radioterapia, debe evitar nadar en piscinas, porque el cloro del agua puede ser irritante en la piel irradiada. Si su sistema inmunitario fue afectado por el tratamiento oncológico, debe evitar los gimnasios públicos (y otros lugares públicos) hasta que el recuento de glóbulos blancos regresen a la normalidad. Siempre debe consultar con el médico o el personal de enfermería antes de comenzar un programa de ejercicios.
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El programa de ejercicios más conveniente es el que empieza lentamente y aumenta gradualmente el tiempo y la intensidad, en la medida de sus posibilidades. Sus músculos le dirán cuándo necesita ir más lento y descansar. La fuerza, la flexibilidad y la capacidad aeróbica son todas características importantes de un programa de ejercicios eficaz.
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La mejor fuente de vitaminas y minerales son los alimentos. Durante y justo después del tratamiento del cáncer, es posible que no coma todo lo que su cuerpo necesita, por lo que podrían ser necesarias las vitaminas y los suplementos minerales. La mejor opción es un suplemento equilibrado multivitamínico y de minerales que contenga la mayor cantidad posible del 100% del "valor diario" de la mayoría de los nutrientes (anteriormente se denominaba "cantidad diaria recomendada" o RDA). Hay quienes creen que, si un poquito de un nutriente es bueno, entonces mucho debe ser mejor, pero no es así. De hecho, dosis elevadas de algunos nutrientes pueden ser perjudiciales. Los médicos pueden recetar un suplemento de vitaminas o minerales a personas con determinados problemas médicos, como osteoporosis y anemia, o durante el embarazo. Converse con su médico acerca del uso de suplementos de vitaminas y minerales.
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No. En las frutas y verduras se encuentran más de 100 compuestos beneficiosos para la salud. La pequeña cantidad de polvo seco que contienen las píldoras disponibles comercialmente aporta solo una pequeña fracción de las sustancias que se encuentran en los alimentos enteros. Muchos de los beneficios de las frutas y verduras provienen del efecto combinado de varios de los nutrientes que contienen y, por lo tanto, no se pueden replicar en los suplementos. Además, algunos de los micronutrientes en las comidas a base de plantas no están disponibles como suplementos porque todavía no han sido descubiertos.
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No es buena idea tomar dosis elevadas (megadosis) de ninguna vitamina o mineral, incluido los nutrientes antioxidantes, en ningún momento. Las dosis elevadas de antioxidantes pueden interferir con los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia y la radioterapia. Converse con su médico acerca del uso de suplementos. Las frutas y verduras son la mejor fuente de antioxidantes.
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Los suplementos que contienen 5 mg o menos de betacaroteno probablemente no son perjudiciales porque traen niveles similares a los que se encuentran en los alimentos. No se deben tomar suplementos con una dosis superior porque las dosis más elevadas pueden aumentar el riesgo de desarrollar determinados cánceres, como el cáncer de pulmón, especialmente si fuma.
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Si bien los alimentos de soya, como el tofu, son una buena fuente de proteína, tomar grandes cantidades de proteína de soya, como las que se encuentran en la mayoría de las píldoras o polvos de soya, podría tener efectos en el riesgo de cáncer que aún no se conocen. Las mujeres con cáncer de seno y endometrial no deben tomar dosis elevadas de soya sin antes hablar con el médico. Deben limitar las fuentes de soya que son alimentos enteros (como los frijoles de soya, el tofu y la leche de soya) a un máximo de tres porciones al día.
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Recurra únicamente a fuentes confiables de información, como organizaciones nacionales conocidas y respetadas, centros prominentes de tratamiento para el cáncer o agencias gubernamentales nacionales. Tenga cautela con los testimonios o la información que solo proviene de quienes venden un producto. Dígale al médico o al personal de enfermería sobre cualquier método que desea usar, como vitaminas, suplementos, hierbas medicinales, etc.; de este modo, podrán informarle sobre cualquier beneficio o interferencia con el tratamiento del cáncer. También siempre es bueno recordar que, si suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente no lo sea.
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Comience con las directrices sobre nutrición y actividad física para la prevención del cáncer de la Sociedad Americana contra el Cáncer para buscar una dieta que se adapte a sus necesidades. Estas directrices forman la base de una dieta saludable y ponen énfasis en lo siguiente:
- Frutas y verduras
- Legumbres y granos enteros
- Productos lácteos bajos en grasa o sin grasa
- Cantidades reducidas de carnes rojas (se prefieren las carnes magras en vez de las carnes procesadas y las que tienen un alto contenido de grasa)
Si tiene necesidades alimentarias especiales, como diabetes, es recomendable que hable sobre sus necesidades con un dietista registrado o su médico.
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Todos deberían comer al menos cinco porciones de frutas y verduras al día. Durante el tratamiento del cáncer, puede que sea difícil comer las cinco porciones, pero con comidas balanceadas, meriendas nutritivas y jugos, es bastante posible. El tamaño de la porción es bastante pequeño, incluso más pequeño de lo que podría imaginar. Una porción equivale a 1 fruta mediana, 1/2 taza de frutas cortadas, cocidas o enlatadas, 1/4 taza de frutas secas, 6 onzas de jugo de frutas y verduras 100% natural, 1 taza de verduras de hojas crudas, o 1/2 taza de verduras cocidas o crudas.
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Sí. De hecho, los alimentos congelados suelen ser más nutritivos que los frescos porque generalmente se cultivan maduros y se congelan de inmediato. El proceso de enlatado puede reducir algunos de los nutrientes, pero el valor nutricional de las frutas y verduras enlatadas suele ser el mismo que el de las frescas.
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No es necesario seguir una dieta a base de jugos, pero estos pueden añadir variedad y ser un buen método para incorporar frutas y verduras si tiene dificultades para masticar o tragar. Además, mejoran la absorción de algunos de los nutrientes de las frutas y verduras en el cuerpo. Si compra jugos ya preparados, asegúrese de que estén pasteurizados.
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No existen evidencias de que los niveles bajos de residuos de pesticidas en las frutas y verduras afecten el crecimiento del cáncer. Los pesticidas pueden ser tóxicos, pero solo en dosis muy elevadas. Para reducir la exposición a los pesticidas, lave bien las frutas y verduras.
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Lave bien todos los alimentos. No permita que las carnes y los productos lácteos queden a temperatura ambiente. Cocine bien todas las carnes, aves y mariscos. No tome bebidas sin pasteurizar.
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A menos que el médico le indique otra cosa, debe intentar beber por lo menos ocho vasos de líquido por día. Esto puede incluir agua, jugo u otros líquidos, como caldo, gelatina, etc. Muchos síntomas de cansancio, vahídos y náuseas se pueden originar por tener poco líquido en el cuerpo (deshidratación).
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Un máximo de dos tragos por día en los hombres y un trago por día en las mujeres puede ayudar a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Pero estos mismos niveles aumentan el riesgo de cáncer de boca, garganta, laringe, esófago, hígado y seno. Si bien existe poca información sobre el alcohol y la reaparición del cáncer, la mayoría de los expertos recomienda que los sobrevivientes de estos cánceres eviten el consumo frecuente de alcohol.
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Limitar la cafeína no afectará al cáncer, pero puede contribuir a controlar varios problemas del corazón y ayudarle a dormir mejor.
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Sí. La fibra proveniente de los granos integrales y de cereales con alto contenido de fibra puede mejorar la función intestinal y ayudar a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero hasta ahora, los estudios no han demostrado que los suplementos de fibra reduzcan el riesgo de cáncer. Las frutas y verduras son buenas opciones, por su contenido de fibra y porque contienen muchos otros nutrientes que reducen el riesgo de algunos padecimientos crónicos, incluidos algunos cánceres. Los frijoles también tienen un alto contenido de proteína y son buenos sustitutos de la carne.
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Aparentemente, el tipo de grasa ingerida, y no tanto la cantidad total, puede tener más efectos en los padecimientos crónicos, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Durante el tratamiento oncológico, incorporar una cantidad moderada de alimentos con grasa permite aumentar la ingesta de calorías. Esto es importante si ya tenía un peso insuficiente antes de empezar el tratamiento, o si tiene efectos secundarios por el tratamiento que le dificultan comer.
Después del tratamiento, debe seguir una dieta con un bajo contenido de grasas saturadas (las que se encuentran en las carnes rojas y los productos lácteos) y ácidos grasos trans (los que se encuentran en las galletas y las tortas). De hecho, se recomiendan los alimentos que contienen ácidos monoinsaturados y ácidos grasos omega 3 como fuentes más saludables de grasas (por ejemplo, pescado, aceite de oliva, nueces y otros frutos secos, semillas y frijoles).
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Los granos refinados y los alimentos con alto contenido de azúcar (tortas, galletas, dulces, etc.) pueden provocar cansancio por los cambios en los niveles de azúcar en la sangre. Conviene limitar el consumo de azúcares refinados y preferir los alimentos más nutritivos. Las principales fuentes de carbohidratos en la dieta deben ser los granos integrales, las legumbres y las frutas y verduras. Cuando escoja productos con granos, busque los que indiquen granos integrales como primer ingrediente en la lista de ingredientes de la etiqueta.
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No es necesario que deje de comer carne después del cáncer, pero consumir menos carne roja (y menos de otras fuentes de grasas saturadas) puede reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, y también puede reducir el riesgo de cáncer de colon y de próstata. Una dieta vegetariana puede ser muy saludable si se planifica cuidadosamente. Las dietas que incluyen carnes magras en cantidades pequeñas o moderadas también pueden resultar saludables. Si opta por una dieta vegetariana, hable con su médico o un dietista registrado acerca de si debe tomar un suplemento multivitamínico o de minerales.