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Vida

¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas y qué se puede hacer al respecto?

Te estás acomodando para pasar la noche, preparándote para ver una película o irte a la cama. Y entonces empieza: esa sensación espeluznante en las piernas que te impide relajarte.

 

Esta angustia tiene un nombre muy apropiado. Se llama síndrome de las piernas inquietas (SPI), y es algo más que una molestia: es una condición médica que puede beneficiarse de un tratamiento. 

 

“Debido a que muchas personas no consideran estos síntomas como preocupaciones serias, algunas esperan años antes de buscar tratamiento para el SPI”, dice el neurólogo Néstor Gálvez-Jiménez, M.D., director del programa de neurología autonómica de Baptist Health Miami Neuroscience Institute. “El diagnóstico oportuno y el inicio del tratamiento son vitales para lograr resultados satisfactorios en los pacientes”.

 

El SPI se caracteriza por un impulso casi irresistible de mover las piernas. Los síntomas tienden a empeorar por la noche y cuando se está inactivo. Caminar, estirar o sacudir las piernas puede proporcionar un alivio temporal. Sin embargo, las molestas sensaciones suelen volver una vez que la persona vuelve a descansar.

 

Mayo es el Mes de Dormir Mejor, un buen momento para informarse sobre lo que se puede hacer con esta afección, que suele aparecer en la mediana edad. Porque el SPI puede perjudicar considerablemente el sueño, puede tener un impacto negativo en la calidad de vida y la salud mental, sobre todo cuando el diagnóstico y el tratamiento son inadecuados.

 

Para algunas personas, el SPI puede estar relacionado con un trastorno médico subyacente, lo que subraya la importancia de acudir al médico para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

 

“El SPI clínicamente significativo está infradiagnosticado, aunque puede afectar sustancialmente al sueño y a la calidad de vida”, afirma el Dr. Gálvez-Jiménez.

 

Nuevas Directrices para el Tratamiento

En los últimos meses, las nuevas directrices basadas en la investigación de la American Academy of Sleep Medicine actualizaron las recomendaciones de tratamiento para el síndrome de piernas inquietas.

 

Las directrices aconsejan que el primer paso en el tratamiento del SPI debe ser abordar los factores exacerbantes, incluyendo el uso de alcohol, cafeína, ciertos medicamentos antidepresivos y antihistamínicos, así como la actividad física y la apnea obstructiva del sueño no tratada.

 

Las directrices también subrayan la importancia de la evaluación del hierro y la posible administración de suplementos intravenosos a los adultos. Los investigadores creen que el SPI puede estar causado en parte por un nivel reducido de hierro en el cerebro, que difiere de la deficiencia de hierro en la sangre. “Aunque los niveles de hierro en la sangre parezcan normales, la deficiencia de hierro en el cerebro puede contribuir al SPI”, explica el Dr. Gálvez-Jiménez.

 

Otra solución sugerida es la estimulación de alta frecuencia del nervio peroneo, un tratamiento innovador que consiste en un dispositivo portátil para estimular los nervios. El sistema – que se lleva en la parte inferior de las piernas – activa los músculos para simular la sensación de movimiento, reduciendo así las molestias del SPI y mejorando el sueño.

 

En una inversión de la norma asistencial de los últimos 20 años, las nuevas directrices aconsejan en contra del uso de agonistas dopaminérgicos en el tratamiento del SPI, por la preocupación acerca de sus efectos adversos. Los pacientes suelen experimentar una resolución de los síntomas del SPI cuando empiezan a tomar agonistas dopaminérgicos, una clase de medicamentos que imitan los efectos de la dopamina, un neurotransmisor del cerebro. Con el tiempo, sin embargo, necesitan dosis más altas para obtener el mismo alivio. El uso prolongado puede ser contraproducente; los agonistas dopaminérgicos se asocian ahora con el riesgo de “aumento”, es decir, el empeoramiento gradual, y no la mejoría, de la intensidad y duración de los síntomas del SPI.

 

Los pacientes que ya utilizan estos medicamentos no deben interrumpir su uso sin consultar a un médico. Los agonistas dopaminérgicos pueden seguir siendo un tratamiento seguro, pero sólo si se utilizan con fines selectivos y a corto plazo, como en el caso de un paciente que vaya a tomar un vuelo largo y necesite alivio de los síntomas. Existen otros medicamentos para uso a largo plazo, pero cualquier cambio en los medicamentos debe ser supervisado por un médico.

 

Los Riesgos y las Causas del Síndrome de las Piernas Inquietas

El síndrome de las piernas inquietas se considera una condición neurológica porque implica una disfunción del sistema nervioso. “Las sensaciones incómodas en las piernas y el impulso irresistible de moverlas se originan en el cerebro y la médula espinal, más que en los propios músculos”, explica el Dr. Gálvez-Jiménez, experto en trastornos del movimiento.

 

El SPI puede variar desde episodios aislados hasta molestias diarias casi permanentes. Algunas personas pueden experimentar remisiones – períodos en los que los síntomas disminuyen o desaparecen durante semanas o meses – especialmente durante las primeras fases de la enfermedad. Sin embargo, los síntomas suelen reaparecer y agravarse con el tiempo.

 

La causa exacta del SPI no se conoce por completo, pero las investigaciones sugieren que está relacionada con varios factores, como la genética, los desbalances químicos cerebrales, la disfunción dopaminérgica y las enfermedades subyacentes.

 

Aproximadamente el 7-10 por ciento, y posiblemente más, de la población estadounidense padece SPI. La condición ocurre tanto entre los hombres como entre las mujeres, pero es más frecuente en las mujeres. También afecta hasta al 4% de los niños. Los casos más severos suelen afectar a adultos de mediana edad o mayores. El SPI de aparición precoz, antes de los 45 años, tiende a progresar más lentamente y suele tener antecedentes familiares; el SPI de aparición tardía, después de los 45 años, puede progresar más rápidamente.

 

Muchas personas con SPI pueden padecer también un trastorno del movimiento periódico de las extremidades (PLMD), que consiste en la flexión o contracción repetitiva de las extremidades durante el sueño. Las personas no suelen ser conscientes de este movimiento, aunque puede perturbar el descanso y molestar a los compañeros de cama. Algunas personas tienen PLMD sin SPI, por lo que es importante someterse a una evaluación del sueño si se sospecha.

 

“Hay muchas facetas diferentes de la salud del sueño, incluyendo la duración del sueño, la calidad del sueño, la eficiencia del sueño, sus hábitos en torno al sueño y cómo el sueño afecta a su calidad de vida”, dice Harneet Walia, M.D., directora de medicina del sueño de Baptist Health Miami Cardiac & Vascular Institute. "Podemos solucionar los problemas. Todos estos factores deberían formar parte de la conversación".

 

La Conexión Entre el Sueño y la Buena Salud

Las investigaciones han demostrado que, con el paso del tiempo, un sueño deficiente o inadecuado se asocia con la hipertensión arterial, los infartos cerebrales, la insuficiencia cardíaca, el endurecimiento de las arterias, las arritmias, los ataques cardíacos, la diabetes, la depresión, la demencia, la obesidad y el debilitamiento de la inmunidad.

 

“La cantidad y la calidad óptimas del sueño son de suma importancia para la salud en general”, afirma la Dra. Walia, que también es jefa de transformación clínica de Baptist Health Medical Group.

  

Durante el sueño, el cuerpo experimenta procesos reparadores, como la disminución de la presión arterial, la reducción de la frecuencia cardíaca y el equilibrio de los niveles hormonales. Estos cambios ayudan a reducir el estrés cardiovascular y a reparar el desgaste diario del corazón y los vasos sanguíneos.

 

El sueño también ofrece al cerebro la oportunidad de restaurarse y repararse. Durante el sueño, el cerebro elimina los productos de desecho y las toxinas que se acumulan a lo largo del día. El sueño también desempeña un papel crucial en la consolidación de la memoria, el proceso de integrar la información recién adquirida en la memoria a largo plazo.

 

“Solíamos dar el sueño por sentado”, afirma la Dra. Walia "Pero la ciencia ha demostrado una y otra vez que el sueño es fundamental para muchas funciones de nuestro organismo. Ya no podemos ignorar su importancia". La buena noticia es que la mayoría de los trastornos del sueño pueden tratarse con bastante eficacia, lo que mejora la salud y la calidad de vida.

           

Galvez Photo II

Nestor Galvez-Jimenez, M.D., neurólogo y director del programa de neurología autonómica de Baptist Health Miami Neuroscience Institute

Harneet Walia, M.D., directora de medicina del sueño de Baptist Health Miami Cardiac & Vascular Institute y jefa de transformación clínica de Baptist Health Medical Group

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