
Educación
Las directrices actualizadas insisten en las pruebas de detección y los cambios de estilo de vida para prevenir el primer infarto cerebral
lectura de 5 min
La American Stroke Association (ASA) ha publicado la primera actualización en diez años de sus directrices para una “mejor prevención primaria del infarto cerebral”, que hacen resaltan la mejora de las pruebas de detección. También incluyen un enfoque más amplio en los cambios de estilo de vida, como una mejor nutrición, control del peso, mantenerse físicamente activo y dejar de fumar.
La “2024 Guideline for the Primary Prevention of Stroke” (Guía 2024 para la prevención primaria del infarto cerebral) sustituye a la versión de 2014 y es un recurso para los médicos a la hora de aplicar estrategias de prevención de los infartos cerebrales en personas sin antecedentes de infarto cerebral. El infarto cerebral es la 5ta causa de muerte en los EE.UU., causando casi 160,000 muertes al año. Cada año, más de 600,000 personas sufren un primer infarto cerebral.
Se calcula que el 80% de los infartos cerebrales se pueden prevenir.
“Estas directrices actualizadas son exhaustivas y están bien fundamentadas en la evidencia actual”, explica Brian Snelling, M.D, director del programa de infartos cerebrales de Marcus Neuroscience Institute, que forma parte de Baptist Health Brain & Spine Care. “Ofrecen enfoques más matizados y personalizados para la prevención del infarto cerebral, en particular para los grupos previamente subrepresentados, mientras que enfatizan la importancia de abordar los factores de riesgo modificables durante toda la vida”.
Brian Snelling, M.D., stroke program director at Marcus Neuroscience Institute at Boca Raton Regional Hospital, part of Baptist Health.
Las pruebas de detección para el riesgo de infarto cerebral y la educación de las personas sobre cómo reducir sus probabilidades de sufrir un infarto cerebral deberían comenzar, idealmente, con su profesional de atención primaria e incluir recomendaciones basadas en la evidencia, según una nueva directriz clínica de la ASA, que es una división de la American Heart Association. Las nuevas directrices fueron publicadas en la revista Stroke de la Asociación.
“Todo el mundo debería tener visitas preventivas periódicas con su médico de atención primaria establecido y chequearse la presión arterial y todos los demás factores de riesgo de los que hablamos, pase lo que pase”, dijo Felipe De Los Ríos La Rosa, M.D, director del programa de infarto cerebral de Baptist Health Miami Neuroscience Institute. “La prevención es crítica porque los factores de riesgo no necesariamente dan un síntoma – hasta que se tiene una complicación mayor como el infarto cerebral”.
Las nuevas directrices “son importantes porque se han hecho nuevos descubrimientos desde la última actualización hace 10 años”, dijo en un comunicado la presidenta del grupo de redacción de directrices, Cheryl D. Bushnell, M.D., profesora y vicepresidenta de investigación en el departamento de neurología de la Facultad de Medicina de Wake Forest University en Winston-Salem, Carolina del Norte. “Entender qué personas están en mayor riesgo de un primer infarto cerebral y proporcionar apoyo para preservar la salud del corazón y el cerebro puede ayudar a prevenir un primer infarto cerebral”.
‘Determinantes sociales de la salud’
Las nuevas directrices ofrecen recomendaciones sobre estrategias para apoyar la salud del cerebro y prevenir el infarto cerebral a lo largo de la vida de una persona con la mejora de los comportamientos de estilo de vida saludable y la obtención de atención preventiva.
Felipe De Los Rios La Rosa, M.D., stroke program director at Baptist Health Miami Neuroscience Institute.
“Hay varios cambios clave, entre ellos un mayor énfasis en la detección y el tratamiento de los determinantes sociales de la salud como parte de la evaluación y gestión del riesgo del infarto cerebral”, dijo el Dr. Snelling.
Lo nuevo en las directrices es que ponen énfasis en “los determinantes sociales de la salud y su repercusión en el riesgo de infarto cerebral”, afirma la ASA. Los determinantes sociales de la salud son factores no médicos, como la educación, la estabilidad económica, el acceso a la atención de salud, la discriminación, el racismo estructural y los factores del vecindario (como la imposibilidad de caminar, la menor disponibilidad de alimentos saludables y menos recursos de atención de salud), afirma la ASA.
También hay un nuevo énfasis en el uso de “agonistas del receptor GLP-1” (una clase de fármacos que pueden ayudar a tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad) para reducir el riesgo de infarto cerebral en pacientes con diabetes y alto riesgo cardiovascular, basándose en nuevos y convincentes datos, añade el Dr. Snelling.
La demanda sigue aumentando para los medicamentos “para bajar de peso” vendidos bajo distintas marcas que contienen el fármaco semaglutida en forma de inyecciones. La semaglutida pertenece a una clase de medicamentos conocidos como “péptido 1 similar al glucagón” (GLP-1), y forma parte de una terapia ya establecida para el tratamiento de la diabetes tipo 2, que también produce cierta reducción de peso y un control favorable de las enfermedades cardíacas.
Uno de esos medicamentos, Wegovy, se ha convertido en el primero aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) para reducir el riesgo de muerte cardiovascular, ataque cardíaco e infarto cerebral en adultos con enfermedades cardiovasculares que tienen obesidad o sobrepeso.
Prevención de infarto cerebral en las mujeres
“Las directrices ahora también incluyen recomendaciones más específicas según el sexo para la prevención del infarto cerebral en mujeres con antecedentes de resultados adversos en el embarazo, con endometriosis y en la menopausia precoz”, afirma el Dr. Snelling.
Aumentar la concienciación y los conocimientos sobre cambios saludables en el estilo de vida, como dejar de fumar, aumentar la actividad física, mejorar los hábitos alimentarios y dormir mejor, también puede ayudar a reducir el riesgo de ictus, según un comunicado de prensa sobre las nuevas directrices. Un infarto cerebral ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo al cerebro debido a la obstrucción por coágulo o la rotura de un vaso sanguíneo.
Los comportamientos de estilo de vida más comunes y tratables que pueden ayudar a reducir el riesgo de infarto cerebral se detallan en las métricas de salud cardiovascular Life’s Essential 8 de la American Heart Association. Entre estas se incluyen una nutrición saludable, actividad física regular, evitar el tabaco, dormir bien y mantener un peso saludable, controlar el colesterol y controlar la presión arterial y el azúcar en la sangre.
La guía recomienda que los adultos sin enfermedades cardiovasculares previas, así como aquellos con mayor riesgo, sigan un patrón de dieta mediterránea. Se ha demostrado que los programas de dieta mediterránea reducen el riesgo de infarto cerebral, especialmente cuando se complementan con nueces y aceite de oliva.
“Mi consejo general basado en estas directrices es enfocarse en lo que se puede controlar en la vida diaria para reducir el riesgo de infarto cerebral: ser más activo, dejar el tabaco, dormir bien, controlar el peso y comer de forma más sana”, dice el Dr. Snelling. “Si tienes riesgos de infarto cerebral como hipertensión, colesterol alto y diabetes, asegúrate de controlarlos”.
Atención médica que piensa en usted
Artículos relacionados
Ver todos los artículos
Una lucha de toda la vida contra el temblor esencial se cura en segundos
March 20, 2025
lectura de 7 min