Educación

Entendiendo y reduciendo el riesgo de linfedema después del cáncer de seno

Cada año se diagnostican más de un cuarto de millón de casos de cáncer de seno, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU. (CDC). Además del estrés que conlleva el diagnóstico, las pacientes que deben someterse a una intervención quirúrgica como parte de su tratamiento se enfrentan a la posibilidad de desarrollar un linfedema, una condición que, según los expertos, es el resultado de una obstrucción del sistema linfático del cuerpo. Una experta local en cáncer habló recientemente de los síntomas y los peligros del linfedema, así como de su tratamiento y su prevención.

“Las mujeres que se someten a una biopsia de ganglio linfático por cáncer de seno corren el riesgo de desarrollar linfedema. En la mayoría de las pacientes, el riesgo es muy bajo, pero sigue siendo un riesgo”, dice Hilary Shapiro-Wright, D.O. , oncóloga quirúrgica de senos en Baptist Health Christine E. Lynn Women’s Health & Wellness Institute y Eugene M. & Christine E. Lynn Cancer Institute .

La Dra. Shapiro-Wright señala que linfedema no suele aparecer inmediatamente después de la cirugía, sino que se desarrolla con el tiempo. “El linfedema puede ocurrir en cualquier momento después de la cirugía”, dice ella. “Por lo tanto, es una práctica común evaluar a los pacientes poco después de la cirugía y durante varios años después para monitorear el linfedema subclínico”.

Una alteración del sistema linfático

El sistema linfático del cuerpo está formado por una red de vasos linfáticos, canales y nódulos que, según la Dra. Shapiro-Wright, “actúan como filtros que atrapan las cosas malas y, con suerte, impiden que se propaguen a otras partes del cuerpo”. El problema, dice, es cuando ocurre un bloqueo o una alteración del sistema linfático, lo que lleva a una acumulación de líquido, que puede ocurrir después de que una paciente se someta a una evaluación de los ganglios linfáticos con extirpación de estos en el momento de la cirugía por cáncer de seno.

La Dra. Shapiro-Wright dice que muchas personas con linfedema en etapa temprana no tienen síntomas evidentes. “En su etapa inicial no visible, el linfedema puede ser subclínico, lo que significa que puede tenerlo y ni siquiera saberlo”, dice ella.

Algunos pacientes con linfedema en fase inicial (no visible) pueden notar ningún cambio o cambios mínimos en la ropa, o que las joyas les queden diferentes. Otros síntomas más avanzados pueden incluir pesadez, tirantez y agrandamiento visible de las extremidades.

En su forma más avanzada, conocida como elefantiasis linfática, el tejido se endurece, la superficie de la piel se vuelve gruesa y áspera, similar a la de un elefante, y se puede formar un exceso de piel en la extremidad. “Estos síntomas son lo que la mayoría de la gente piensa cuando piensa en linfedema avanzado, pero en realidad es extremadamente raro que alguien tenga una progresión de la enfermedad tan avanzada”, dice la Dra. Shapiro-Wright. “Pero incluso en esta etapa tardía, el tratamiento aún puede ser útil”.

Si no se trata, el linfedema puede causar otras afecciones que pueden ser graves, crónicas y potencialmente mortales, dice la Dra. Shapiro-Wright. Estos incluyen una disminución o pérdida funcional de las extremidades; rotura de piel; infecciones crónicas como celulitis, una infección de la piel; sepsis, una infección del torrente sanguíneo; y algunas otras complicaciones irreversibles.

Identificando y diagnosticando el linfedema

En Lynn Women’s Health & Wellness Institute, equipo especializado utiliza tecnología de bioimpedancia para medir los niveles de líquido intercelular de una paciente en sus extremidades antes de la cirugía de seno, según la Dra. Shapiro-Wright. La paciente se vuelve a medir después de la operación y si se producen cambios subclínicos, se pueden identificar y medir fácilmente.

“Las pacientes se paran en la unidad SOZO, un dispositivo de espectroscopia de bioimpedancia que parece una versión moderna de la báscula del consultorio de su médico, y en cuestión de minutos podemos medir y monitorear el estado de los líquidos corporales y la composición de los tejidos”, dice la Dra. Shapiro-Wright. SOZO también se usa en Baptist Health Gloria Drummond Physical Rehabilitation Institute en Boca Raton Regional Hospital. Allí fisioterapeutas con una certificación avanzada en el tratamiento de pacientes con linfedema pueden evaluar y monitorear la respuesta de la paciente al tratamiento.

El linfedema puede tratarse e incluso revertirse

La Dra. Shapiro-Wright afirma que el linfedema en su fase inicial es “muy fácil de tratar y reversible” con tratamientos como la elevación de la extremidad afectada, la fisioterapia y un masaje manual especializado para drenaje linfático.

La enfermedad más avanzada puede tratarse usando prendas de compresión, como mangas o guantes, en la extremidad afectada o envolviendo la extremidad con distintos niveles de compresión. Otra terapia innovadora utiliza envolturas especializadas con bombas neumáticas que, según la Dra. Shapiro-Wright, ayudan a mantener los músculos moviendo el líquido linfático a través del sistema.

Incluso en los casos de linfedema en fase avanzada, estos tratamientos pueden tener “un impacto notable” a la hora de ablandar el tejido y reducir la hinchazón, según la Dra. Shapiro-Wright. Sin embargo, en los casos más avanzados, puede ser necesaria una cirugía de derivación linfática, o un bypass linfático, dice.

Otras personas con riesgo de linfedema  

Las pacientes operadas de cáncer de seno no son las únicas que corren el riesgo de sufrir linfedema, según la Dra. Shapiro-Wright. Otros factores de riesgo son la edad avanzada, el exceso de peso o la obesidad, la artritis reumatoide o psoriásica y la radioterapia.

“A una gran parte de las pacientes que se someten a cirugías de cáncer de seno se les recomienda que reciban radiación como parte de su tratamiento”, señala la Dra. Shapiro-Wright, y agrega que las pacientes con una enfermedad más extensa que tienen que someterse a radiación ganglionar regional de la región axilar están aún en mayor riesgo de linfedema.

Si tiene inquietudes sobre el linfedema, la Dra. Shapiro-Wright aconseja hablar con su cirujano de senos o médico de atención primaria para determinar si se recomienda una evaluación con un fisioterapeuta especializado en linfedema. O, dice, puede llamar directamente al Gloria Drummond Physical Rehabilitation Institute, al 561-955-4700.

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