Ciencia
Los infartos cerebrales: Tasas más altas en adultos jóvenes, coagulación de COVID-19
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Publicado: May 13, 2020
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Losestudios que indican el aumento en las tasas de infartos cerebrales entre losadultos menores de 55 años salieron a relucir hace muchos años, mucho antes dela pandemia de la COVID-19. Ahora, los reportes de infartos cerebrales entrepacientes de COVID-19 jóvenes y de edad mediana han salido a relucir y son laconsecuencia directa de los problemas sanguíneos que están produciendo coágulosen estos pacientes.
Sin embargo, losnúmeros de pacientes de COVID-19 afectados por los infartos cerebrales parecenser pequeños y no deben causar pánico entre el público, afirmó Felipe De Los Ríos, M.D., director médico del programa de infartoscerebrales del Centro de Neurociencias, parte de Baptist Health South Florida.
“Vamos a necesitar más estudios,estudios más grandes con múltiples centros, para tratar de entender la magnitudde ese aumento en el riesgo para los infartos cerebrales”, dice el Dr. De LosRíos. “Probablemente no sea tan grande. La gran mayoría de las personas no vana sufrir un infarto cerebral asociado con la COVID-19”. (Escuche al Dr. De Los Ríos en inglés, vía Baptist HealthTalk en su computadora o teléfono inteligente, o en Apple Podcasts y Google Podcasts.)
Tasas más altas deinfartos cerebrales en personas menores de 55 años
Los estudios deinfartos cerebrales en pacientes de COVID-19 recién empiezan. Sin embargo, losestudios anteriores han indicado que los adultos jóvenes y de edad medianaestán sufriendo más infartos cerebrales, posiblemente como resultado de que másadultos menores de 55 años tienen factores de riesgo bien conocidos, tales comopresión alta, diabetes y alto colesterol. La epidemia de obesidad del país esprobablemente un gran factor, así como también el tabaquismo y los estilos devida sedentarios.
Sin embargo, el Dr.De Los Ríos señala que el aspecto más inquietante del aumento en las tasas deinfartos cerebrales entre los adultos más jóvenes es que más de un tercio deestos casos tienen causas subyacentes conocidas.
“En alrededor de un40 por ciento de estos adultos jóvenes, no sabemos qué fue lo que causó el infartocerebral, así que todos los exámenes resultan negativos y eso es un granporcentaje”, dice el Dr. De Los Ríos. “Así que es difícil decir con certeza loque está impulsando ese aumento entre los adultos jóvenes cuando tanto es aúndesconocido. Es algo tan grande que requiere más investigación”.
Entre 1995 al 1999 y2010 al 2014, los estudios demostraron que las tasas de infartos cerebralesaumentaron por más del doble (un aumento de un 2.47 por ciento) entre personasde 35 a 39 años; se duplicaron entre personas de 40 a 44 años, y aumentaron aun grado menor entre personas de 45 a 54 años.
Un infarto cerebralpuede ser causado por un coágulo de sangre que obstruye el flujo de sangrehacia el cerebro (conocido como un infarto cerebral isquémico) o por la rupturade un vaso sanguíneo que previene el flujo de sangre al cerebro (conocido comoun infarto cerebral hemorrágico). Es la quinta causa principal de muerte y lacausa principal de discapacidad en los Estados Unidos. Cuando ocurre un infartocerebral, parte del cerebro o puede obtener la sangre (y el oxígeno) quenecesita, y las células mueren. (El mes de mayo es el Mes de la Concientización de los Infartos Cerebrales).
Combatiendo lasinfecciones
No es raro que lospacientes hospitalizados con casos severos de influenza u otros tipos deinfecciones serias tengan más alto riesgo para los infartos cerebrales – comoestá ocurriendo en algunos pacientes d COVID-19, dice el Dr. De Los Ríos.
“Sabemos por lasinvestigaciones anteriores que las personas pueden estar en más alto riesgopara los infartos cerebrales porque el cuerpo está combatiendo una infección yel paciente no se está moviendo, acostado y quieto en una cama, y todo esopuede aumentar la posibilidad de que se formen coágulos”, explica el Dr. De LosRíos. “Eso es algo que sabemos ocurre en general, independientemente del agente(infeccioso). Sabemos por estudios previos realizados con otras enfermedadesparecidas a la influenza, o epidemias, que hay un aumento en el riesgo para losinfartos cerebrales, especialmente entre los adultos más jóvenes. Así que esoes algo que ya sabemos. Lo que aún no sabemos es si el riesgo es más alto conla COVID-19 en comparación on otros virus”.
En resumen, dice él,las personas con factores de riesgo subyacentes, tales como presión alta, debencontinuar tomando sus medicamentos, seguir una dieta saludable y hacerejercicios cuando les sea posible. Y nunca ignoren las señales de un infartocerebral, cubiertas por el acrónimo F.A.S.T.
“Si hay algunasospecha de que una persona esté sufriendo un infarto cerebral, deben ir alhospital de inmediato para recibir tratamiento lo antes posible ya que tenemosterapias que dependen del tiempo que verdaderamente pueden cambiar elpronóstico de una persona que ha sufrido un infarto cerebral y pueden prevenirla discapacidad a largo plazo”, dijo el Dr. De Los Ríos.
Señales de uninfarto cerebral
He aquí las señalesprincipales de un infarto cerebral (F.A.S.T.) según la American StrokeAssociation:
F – Face (Cara): ¿Tiene la persona un lado de la cara caído oadormecido? Pídale a la persona que se sonría. ¿Tiene la sonrisa dispareja?
A – Arm (Brazos): ¿Tiene la persona un brazodébil o adormecido? Pídale a la persona que levante los dos brazos. ¿Tiene unbrazo que se le desvía hacia abajo?
S – Speech (Habla): ¿Tiene la persona laspalabras arrastradas? ¿Puede hablar la persona o es difícil de entender lo quedice? Pídale a la persona que repita una frase simple como “El cielo es azul”.¿Puede la persona repetir esa frase correctamente?
T – Time (Tiempo): Cuando alguien sufre un infarto cerebral, cada minuto cuenta. Sialguien demuestra cualquiera de estos síntomas, inclusive si los síntomasdesaparecen, es tiempo de llamar al 9-11 y llevar a la persona al hospital deinmediato. Chequeen la hora para saber cuándo primero aparecieron los síntomas.
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