Stroke and pregnancy

Ciencia

Los infartos cerebrales y el embarazo: Una combinación potencialmente fatal

Para la mayoría de las mujeres que esperan la llegada de su bebé, el embarazo es una gran celebración, aunque a menudo viene acompañad de fatiga y náuseas. Lo que muchas mujeres desconocen es que el embarazo las expone a un mayor riesgo de sufrir un infarto cerebral, no solo durante esos nueve meses, sino también en las semanas y meses después del parto.

El infarto cerebral es tres veces más común en mujeres embarazadas y en posparto que en mujeres no embarazadas de la misma edad, según la American Heart Association. Aunque es importante destacar que el infarto cerebral materno no es común, ocurre en aproximadamente 30 de cada 100,000 partos y en una de cada 500 mujeres que desarrollan preeclampsia (que es una nueva aparición de presión arterial alta severa durante el embarazo).

“El embarazo triplica o cuadruplica el riesgo de trombosis, o coágulos sanguíneos”, afirma la neuróloga Constance Katsafanas, D.O., de Marcus Neuroscience Institute en Boca Raton Regional Hospital, que forma parte de Baptist Health. La Dra. Katsafanas fue una de las expertas que intervino recientemente en el Marcus Neuroscience Institute Brain & Spine Symposium una reunión educativa para médicos y otros profesionales de la salud que destacó los últimos avances en el tratamiento de condiciones neurológicas.


Constance Katsafanas, D.O., with Marcus Neuroscience Institute at Boca Raton Regional Hospital, part of Baptist Health..

 

“Durante el embarazo, la sangre se vuelve más viscosa, y con razón”, explica. “Cuando las mujeres dan a luz, sangran. La coagulación es el mecanismo de protección del cuerpo, y la coagulación es muy importante. Pero cuando esta coagulación se descontrola, surgen problemas”.

Además, durante el embarazo, las mujeres experimentan muchos otros cambios, no solo hormonales. El volumen sanguíneo también aumenta, lo que implica que el corazón tiene que trabajar más. Si a esto se suma el hecho de que muchas mujeres se vuelven menos activas durante el embarazo, en algunas es suficiente para causar problemas.

La probabilidad de sufrir un infarto cerebral aumenta en mujeres que presentan condiciones médicas antes del embarazo, como hipertensión arterial, o enfermedades como diabetes, condiciones cardiovasculares preexistentes y cardiopatías estructurales, como el foramen oval permeable (FOP), un pequeño orificio entre las aurículas izquierda y derecha del corazón presente antes del nacimiento que suele cerrarse de forma natural más adelante. Las mujeres negras e hispanas tienen un mayor riesgo de padecer estas condiciones subyacentes que otros grupos.

Las condiciones tales como la endocarditis infecciosa y las cardiopatías adquiridas, incluyendo la miocardiopatía periparto (una forma de insuficiencia cardíaca que puede presentarse hacia el final del embarazo o incluso en los meses después del parto), también aumentan el riesgo de sufrir un infarto cerebral.

Un infarto cerebral puede provocar una discapacidad significativa a largo plazo después del embarazo y puede causar la muerte de la madre y del bebé”, afirma la Dra. Katsafanas.

Añade que la prevención de los infartos cerebrales implica un seguimiento estrecho de las pacientes con factores de riesgo conocidos. Generalmente se recomienda una evaluación con un neurólogo o cardiólogo especializado en salud materna o embarazos de alto riesgo. Las mujeres podrían necesitar medicamentos para la presión arterial o someterse a otro tratamiento para reducir el riesgo de sufrir un infarto cerebral.

Si una mujer sufre un infarto cerebral durante o después del embarazo, la buena noticia es que existen opciones de tratamiento y los resultados pueden ser bastante buenos, especialmente si la paciente recibe atención en un centro integral de infartos cerebrales

“Desafortunadamente, el 58 % de las pacientes embarazadas o en posparto con infarto cerebral isquémico agudo no reciben terapia trombolítica (anticoagulantes) porque los médicos creen erróneamente que el embarazo las excluye”, afirma la Dra. Katsafanas. “Este es un problema real. Las mujeres embarazadas no fueron incluidas en los ensayos clínicos con alteplasa intravenosa, por lo que inicialmente se consideró una contraindicación”.

Sin embargo, la American Heart Association/American Stroke Association indicaron en sus directrices de 2018 que “la administración de alteplasa intravenosa puede considerarse durante el embarazo cuando los beneficios previstos del tratamiento de un infarto cerebral moderado o severo superen el aumento previsto del riesgo de sangrado uterino”. Estas son decisiones que debe tomar un neurólogo capacitado para sopesar los riesgos y los beneficios.

Algunas mujeres con infartos cerebrales isquémicos, que representan aproximadamente el 87% de todos los infartos cerebrales, también son candidatas a una trombectomía endovascular. En un procedimiento mínimamente invasivo, los médicos introducen un catéter delgado a través de una arteria hasta el punto de obstrucción y extraen el coágulo, restableciendo el flujo de sangre al cerebro. Esto, al igual que con los medicamentos trombolíticos, debe realizarse rápidamente para salvar la mayor cantidad posible de tejido cerebral.

Una de las razones por las que los infartos cerebrales son cada vez más frecuentes entre las mujeres embarazadas es que cada vez más mujeres posponen el embarazo hasta una edad más avanzada. A pesar de eso, tienen mayores probabilidades de tener un buen pronóstico. "La única ventaja de estas mujeres es que son más jóvenes que el paciente promedio con infarto cerebral, y los cerebros jóvenes suelen tener mejores resultados. Tenemos resultados favorables en aproximadamente el 80 % de estas mujeres", afirma la Dra. Katsafanas.

Durante el embarazo, todas las mujeres deben chequearse la presión arterial regularmente y, si sus lecturas de presión arterial son iguales o mayores a 140/90 en dos ocasiones distintas, deben ser evaluadas y tratadas. Además, las futuras mamás deben estar atentas a cualquier signo de presión arterial alta, incluyendo:

  • Dolores de cabeza severos
  • Aumento repentino de peso o hinchazón de la cara o las extremidades
  • Dolor en la parte superior del abdomen
  • Cambios en la visión, incluyendo pérdida temporal de la visión, visión borrosa o sensibilidad a la luz
  • Sangre en la orina
  • Dificultad para respirar

Si estás pensando en quedar embarazada o estás embarazada y tienes antecedentes de presión arterial alta, una condición cardíaca existente u otra condición que aumente el riesgo de sufrir un infarto cerebral, consulta con tu ginecólogo/obstetra o médico de cabecera sobre las implicaciones para ti y para tu bebé. Si experimentas cualquier señal de presión arterial alta durante el embarazo o después del parto, busca atención médica de inmediato.

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