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Educación

Preservando el sueño de la maternidad en el tratamiento del cáncer ginecológico

Cuando Adriana Velasco mira la dulce cara de su hijo, se llena de amor y también de gratitud. Si no hubiera tenido problemas para concebirlo, quizá no hubiera descubierto que tenía cáncer de endometrio.

 

La Sra. Velasco también está agradecida por el tratamiento de preservación de la fertilidad que recibió en Baptist Health Miami Cancer Institute, que preservó su útero para que pudiera quedar embarazada y dar a luz a su bebé. Estaba decidida a no permitir que el cáncer desbaratara su sueño de tener un hijo.

 

“No me rindo fácilmente; trabajo duro para conseguir todo lo que quiero en la vida”, dice la Sra. Velasco. “A veces puedo ser testaruda, pero creo que esto podría ser algo bueno porque me atengo a mis creencias y a mis objetivos”.

 

La Sra. Velasco, que nació en Venezuela y se mudó a los Estados Unidos cuando era adolescente, nunca imaginó que tendría problemas para formar una familia. Pero luego de un año de intentos no consiguió quedar embarazada. Preocupados, ella y su esposo acudieron a un especialista en fertilidad. El problema parecía estar relacionado con un pólipo, que le detectaron en el útero y le extirparon. La pareja se sintió optimista.

 

Y entonces llegó el informe patológico: cáncer. Adenocarcinoma de endometrio, para ser exactos.

 

Fue un diagnóstico sorprendente para la Sra. Velasco, que entonces sólo tenía 37 años. Según la American Cancer Society, la edad media de las mujeres diagnosticadas de cáncer de endometrio es de 60 años. Es poco frecuente en mujeres menores de 45 años.

 

El tratamiento del cáncer de endometrio suele consistir en la extirpación del útero, las trompas de Falopio y los ovarios, pero la Sra. Velasco quería conservar la posibilidad de tener un hijo. Recurrió a John Diaz, M.D., jefe de oncología ginecológica de Miami Cancer Institute, quien la guio cuidadosamente a través del tratamiento hormonal. “El Dr. Díaz comprendió mi deseo de ser madre”, recuerda la Sra. Velasco.

 

John Diaz, M.D., jefe de oncología ginecológica de Baptist Health Miami Cancer Institute

 

En el caso de las mujeres jóvenes diagnosticadas con cáncer uterino que desean tener hijos, a veces se pospone la cirugía mientras se utiliza la terapia con progestágenos para tratar el cáncer, explica el Dr. Díaz. Esto puede hacer que el cáncer se reduzca o incluso desaparezca durante algún tiempo, dando a la mujer la oportunidad de quedar embarazada. En el caso de la Sra. Velasco, además del medicamento oral, le insertaron un dispositivo intrauterino para administrar progestina directamente en el útero.

 

Cuando dos biopsias de seguimiento realizadas a lo largo de seis meses no mostraron señales de cáncer, la Sra. Velasco recibió el visto bueno del Dr. Díaz para reanudar el tratamiento de fertilidad. No fue fácil, pero fue un gran paso para poder lograr su sueño.

 

“Conseguimos que su cáncer estuviera en remisión”, dice el Dr. Díaz. “Pudo conservar su útero y, en última instancia, tener un hermoso bebé”.

 

Como parte de su tratamiento continuo, la Sra. Velasco se sometió a una histerectomía asistida por robot a principios de este año para que su cáncer no tuviera oportunidad de extenderse. La llevó a cabo el Dr. Díaz, que también es director de cirugía robótica de Baptist Health y un experto reconocido internacionalmente en este campo. Sigue monitoreándola muy de cerca. “Es muy atento y compasivo”, dice la Sra. Velasco.

 

El cáncer de endometrio, o cáncer uterino, es el cáncer ginecológico más frecuente en Estados Unidos. Por razones que no se entienden del todo, la enfermedad está aumentando en todos los grupos de edad, incluyendo entre las mujeres menores de 50 años, dice el Dr. Díaz.

 

Según la American Cancer Society, el cáncer de útero es el único tipo de cáncer cuya supervivencia ha disminuido en las últimas cuatro décadas. La enfermedad matará a unas 13,000 mujeres en EE.UU. este año, superando al cáncer de ovario y convirtiéndose en el cáncer ginecológico más mortal.

 

El tratamiento del cáncer ginecológico se ha vuelto cada vez más sofisticado y requiere un equipo dedicado de especialistas enfocados exclusivamente en estos cánceres en particular, señala el Dr. Díaz. La clave es buscar tratamiento en un centro de alto volumen como Miami Cancer Institute.

 

«Un equipo de oncología ginecológica en el Miami Cancer Institute incluye un cirujano, oncólogo médico, un oncólogo de radiación, un patólogo, un genetista y muchos otros, algunos de los cuales los pacientes nunca ven”, dice el Dr. Díaz. “Cada uno de ellos se enfoca en el tratamiento de los cánceres ginecológicos”.

 

Las directrices de tratamiento del cáncer de útero son complejas, con muchos puntos de inflexión que ofrecen distintas opciones, añade el Dr. Díaz. “Se necesita una gran cantidad de conocimientos altamente especializados – así como una comprensión clara de los factores de riesgo de recurrencia de cada paciente – para saber exactamente cómo utilizar todas las opciones disponibles para obtener el mejor resultado posible”.

 

Aunque es más frecuente en mujeres posmenopáusicas, el cáncer de endometrio puede afectar a cualquier mujer, señala el Dr. Díaz. No existe ninguna prueba de detección para la enfermedad, por lo que es importante estar atenta a las posibles señales, que incluyen sangrado o flujo vaginal no relacionado con la menstruación; sangrado vaginal después de la menopausia; micción difícil o dolorosa; dolor durante las relaciones sexuales o dolor en la zona pélvica.

 

“En realidad, el cáncer de endometrio es el más curable de todos los cánceres ginecológicos, pero hay que reconocer sus síntomas”, dice el Dr. Díaz. “Cuanto antes sepamos si es cáncer, antes podremos empezar a tratarlo”.

 

 

En ese momento, la Sra. Velasco no había notado ningún posible síntoma, dice. “Lo único que noté a después del diagnóstico fue que mis periodos eran más abundantes que antes, pero pensé que era algo normal, ya que mis periodos siempre habían sido irregulares”, dice.

 

Como cabría esperar después de tantas tribulaciones, la Sra. Velasco considera a su hijo, que ahora tiene 2 años, el centro de su mundo. Le encanta jugar con él, llevarlo de paseo y verlo crecer. Le da crédito al Miami Cancer Institute, y especialmente al Dr. Díaz, por abrirle la puerta al futuro que ella imaginaba.

 

“Su equipo de médicos, profesionales de enfermería y asistentes me ayudó durante todo el proceso”, dice. “Pude ganar esta batalla contra el cáncer, cumplir mi mayor deseo y conseguir el regalo más valioso de mi vida: mi hijo”.

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