Ciencia

Los tumores de la pituitaria: Una paciente agradecida tiene una recuperación completa luego de una cirugía en Miami Neuroscience Institute

Carol Bailey no duda en decirle a todos que “disfruta tremendamente de la vida”. A ella le encanta dar viajes en motocicleta con su esposo. También dan paseos en aerobote y hacen camping, disfrutando a plenitud de la naturaleza. Pero hace poco tiempo, unos ataques de vértigo y algunos problemas de la visión resultarían en un diagnóstico inicialmente aterrante.

Bailey fue diagnosticada con un tumor de la glándula pituitaria que le estaba causando trastornos de la visión. Conocidos más comúnmente en el campo de la medicina como adenomas pituitarios, estos crecimientos son benignos y no se riegan fuera del cráneo. Usualmente se quedan en el pequeño espacio dentro del cráneo donde yace la glándula pituitaria. La glándula pituitaria, que tiene el tamaño de un guisante, ayuda a regular el crecimiento, el metabolismo, la respuesta al estrés y la función sexual.

“Cuando primero me enteré que era un tumor, me dio un poco de miedo, para ser honesta”, dice Bailey. “Fue más miedo a lo desconocido de lo que iba a ocurrir y lo que podría ser y qué podría pasarme”.

Michael McDermott, M.D., neurocirujano y ejecutivo médico principal de Miami Neuroscience Institute.

La mayoría de los adenomas pituitarios no causan síntomas. Como resultado, muchos no son diagnosticados. La tasa de incidencia es de alrededor de 1 por cada 100,000 personas, dijo Michael McDermott, M.D., neurocirujano y ejecutivo médico principal de Miami Neuroscience Institute.

Cómo los tumores pituitarios afectan la visión

Sin embargo, los adenomas pituitarios pueden crecer lentamente dentro de las paredes de hueso y en los tejidos cercanos, tales como los vasos sanguíneos, los nervios y los senos paranasales. No crecen muy grandes, pero sí pueden tener un gran impacto en la salud de una persona, incluyendo en la visión. Y a veces, pero no muy a menudo, requieren la extirpación quirúrgica. Los adenomas pituitarios son la causa más común de los tumores intracraneales, después de los gliomas, los meningiomas y los schwannomas. Una gran mayoría de los adenomas pituitarios son benignos y crecen relativamente lento.

“Los adenomas pituitarios son uno de los tumores benignos más comunes y ocurren en la base del cráneo donde está la pituitaria y pueden ser funcionales, lo que significa que secretan una hormona, o no-funcionales”, explica el Dr. McDermott. “Con los tumores no funcionales que presentan con disturbios de la visión, queremos proteger el aparato óptico de la compresión crónica y de la pérdida irreversible de fibra, para preservar la visión del paciente”.

Bailey, que ha sido empleada de Baptist Health South Florida por los últimos 20 años, se sometería a la extirpación del adenoma pituitario por un equipo de distinguidos cirujanos y especialistas en Miami Neuroscience Institute, el cual ha ayudado a avanzar o a liderar el tratamiento de los tumores cerebrales. El equipo incluyó al neurocirujano principal Vitaly Siomin, M.D., al Dr. McDermott y a Francisco Pernas, M.D., otorrinolaringólogo (ENT por sus siglas en inglés) afiliado con Baptist Hospital y otras instalaciones de Baptist Health.

“Ambos los doctores Siomin y McDermott fueron muy claros conmigo de que era un tumor benigno y me dijeron que no me preocupara”, recuerda Bailey, quien es asistente ejecutiva de Jonathan Fialkow, M.D., director médico auxiliar y jefe de cardiología de Miami Cardiac & Vascular Institute. “Ambos fueron excelentes en cuanto a mi tratamiento y en asegurarme que todo iba a estar bien”.

Ante el diagnóstico de Bailey, el Dr. Siomin dijo que decidieron monitorear el adenoma pituitario de Bailey por varios meses. Debido a que el nervio óptico está tan cercano a la glándula pituitaria, a meno se ve afectado por los tumores pituitarios, causando problemas de la visión.

Neurocirujano principal Vitaly Siomin, M.D.

El Dr. Siomin dijo que al principio, Bailey presentó con síntomas que no están asociados necesariamente con los adenomas pituitarios, incluyendo episodios de vértigo y cambios en la visión que iban y venían”. Había compresión del nervio óptico, lo cual no es algo raro en estos casos”. Sin embargo, la compresión no parecía ser crítica, así que decidimos seguirla y repetir el MRI más adelante”.

Cirugía de remoción del tumor

Unos seis meses más tarde, los problemas visuales empeoraron y el equipo del Dr. Siomin decidió que era el momento de remover el adenoma pituitario de Bailey. Ella comenzó a sufrir más síntomas visuales y a desarrollar escotomas, o puntos de visión borrosa o de distorsión en distintas partes del campo visual, dice el De. Siomin.

“El tumor no había crecido en los seis meses de observación pero era bastante grande para empezar”, explica el Dr. Siomin. “Ella tenía compresión en los nervios ópticos y esa fue la causa inmediata de sus problemas de visión. Decidimos llevarla a la sala de operaciones para descomprimir los nervios ópticos y remover lo más que pudiéramos del tumor con seguridad. El diagnóstico estaba bien claro: era un adenoma pituitario”.

Realizar una cirugía transesfenoidal es la manera más común de remover los tumores pituitarios. Transesfenoidal significa que la cirugía se realiza a través del seno esfenoide, un espacio hueco detrás de los pasajes nasales y debajo del cerebro. La pared de atrás del seno esfenoide cubre la glándula pituitaria.

Se utiliza un endoscopio, o un tubo delgado de fibra óptica con una pequeña cámara en la punta. El cirujano pasa los instrumentos a través de la nariz y abre el seno esfenoide para alcanzar la glándula pituitaria y así extirpar el tumor. El uso de esta técnica depende de la posición del tumor y de la forma del seno esfenoide.

“Realizamos estos procedimientos con colegas otorrinolaringólogos (el Dr. Pernas en el caso de Bailey) y es una buena ilustración del enfoque colaborativo en equipo”, dice el Dr. Siomin.

El uso del ‘MRI Intraoperativo’

Luego de una cirugía de dos horas, y mientras los neurocirujanos y la paciente se encontraban en la sala de operaciones, el equipo utilizó una tecnología de vanguardia conocida como imágenes de resonancia magnética intraoperativas o IntraOp MRI, para determinar si habían podido remover el tumor completo. Si ven algún residuo del tumor, pueden continuar el procedimiento hasta que hayan removido la mayor cantidad posible, de la manera más segura. En el caso de Bailey, el IntraOp MRI reveló que el tumor había sido completamente removido.

“La máquina del MRI entra en la sala de operaciones y el colocada arriba del paciente para poder realizar las imágenes ahí mismo sin tener que interrumpir el flujo de la cirugía”, explica el Dr. Siomin.

Los Dres. Siomin y McDermott enfatizaron que el caso de Bailey es un buen ejemplo de una cirugía exitosa con una recuperación bastante rápido. “La visión vuelve a lo normal y los pacientes se sienten que pueden ver mucho mejor”, explica el Dr. Siomin. Los puntos oscuros desaparecen y los campos visuales se amplían. Sin embargo, eso no ocurre en todos los casos y la recuperación puede tomar algún tiempo”.

El ‘caso más favorable’ de recuperación

Bailey comenzó a ver mejorías en su visión en cuestión de días.

“El caso de Carol es un ejemplo del caso más favorable, y ese es una remoción completa del tumor sin goteo de líquido cerebroespinal intraoperativo”, dijo el Dr. McDermott. “Su recuperación fue sencilla y se pudo ir a casa al segundo día postoperativo”.

Ella ahora está a punto de poder resumir por completo su estilo de vida activo.

“Han pasado poco más de tres meses y me siento muy bien”, dice Bailey. “Y no tengo ningún efecto secundario y tampoco tengo problemas de visión fuera de mi visión normal. Estoy ansiosa por comenzar a vivir mi vida y salir a hacer las cosas que disfruto, como ir de paseo en motocicleta. Todo están fantástico”.

El Dr. McDermott dice que el caso de Bailey ilustra la necesidad de expandir los tratamientos de los trastornos pituitarios, los cuales se están convirtiendo en algo más común”.

“Los tumores pituitarios requieren un grupo dedicado de personas para atender a los pacientes de manera adecuada”, dice el Dr. McDermott. “En Miami Neuroscience Institute, tenemos planes de desarrollar un centro para trastornos pituitarios, en colaboración con nuestros colegas de cirugía de cabeza y cuello, ENT (garganta, nariz y oído) y oncología radioterápica, y neuroendocrinología. Tenemos la experiencia técnica en el lado quirúrgico. Tenemos el equipo necesario para realizar las imágenes intraoperativas que confirman el alcance de la resección. Y también tenemos a las personas capaces de ofrecer los tratamientos adyuvantes de seguimiento si es necesario”.

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