Investigación
Grupo de trabajo estadounidense: Urgen "intervenciones conductuales" para niños y adolescentes con un IMC elevado
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La obesidad entre adultos y niños en los Estados Unidos sigue constituyendo una amenaza para la salud pública, según los oficiales de salud y las organizaciones médicas. Esta semana, un destacado grupo de expertos independientes en salud de los EE.UU., la U.S. Preventive Services Task Force, ha publicado una recomendación final en la que insta a los pediatras o médicos de atención primaria a "proporcionar o referir a los niños y adolescentes con un IMC (índice de masa corporal) elevado a intervenciones conductuales intensivas e integrales".
La recomendación del Grupo de Trabajo se aplica a niños y adolescentes, de 6 años y mayores, con un IMC alto. Casi el 20 por ciento de los niños y adolescentes en los EE. UU. tienen un IMC alto que alcanza el nivel designado como obesidad. El IMC se calcula según la altura y el peso del niño, que luego se representan en una tabla de crecimiento. "La obesidad se define como un IMC igual o superior al percentil 95" para la edad y el sexo en la tabla de crecimiento, afirma el Grupo de Trabajo.
"Las intervenciones conductuales integrales e intensivas pueden incluir educación sobre hábitos de alimentación saludables, asesoramiento sobre técnicas de cambio de comportamiento, como establecimiento de objetivos y resolución de problemas, y sesiones de ejercicio supervisadas", explica el Grupo de Trabajo en un comunicado de prensa.
Las intervenciones efectivas incluyen por lo menos 26 horas o más con un profesional de atención de salud durante un año, lo que requiere el compromiso de los niños y sus familias. El Grupo de Trabajo añade que "alienta a todos los niños y sus familias a seguir hábitos saludables". El año pasado, la American Academy of Pediatrics (AAP) actualizó sus directrices para el tratamiento de la obesidad infantil por primera vez en 15 años, destacando que hay "más evidencia que nunca" de que el tratamiento temprano y agresivo de la obesidad en niños y adolescentes es "seguro y eficaz”.
"Los niños con obesidad tienen más probabilidades de sufrir numerosas condiciones de salud", afirman los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC). “Estos incluyen la presión alta y la diabetes tipo 2. Los niños con obesidad también tienen más probabilidades de tener obesidad en la edad adulta”.
Las directrices estadounidenses recomiendan que los niños de 6 años y mayores realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física. Esto puede incluir participar en deportes de equipo, ir un parque, a un parque infantil o a senderos para caminar o andar en bicicleta, pasear perros u optar por caminar con más frecuencia en familia hasta un destino, en lugar de ir en automóvil, según la AAP.
Los adolescentes a partir de los 12 años deben ser evaluados para recibir medicamentos como "complemento del tratamiento del comportamiento saludable y el estilo de vida", según la AAP. Los adolescentes, a partir de 13 años, con obesidad severa (IMC igual al 120 por ciento del percentil 95 para su edad y sexo) "deben ser evaluados para cirugía metabólica y bariátrica", añade la AAP.
No obstante, las modificaciones del estilo de vida que abarcan la nutrición y la actividad física regular siguen estando a la vanguardia del tratamiento. "El tratamiento intensivo de la conducta y el estilo de vida, aunque difícil de aplicar y no disponible universalmente, es el tratamiento conductual más eficaz que se conoce para la obesidad infantil", afirma la AAP.
"Los padres deben entender que estas directrices se han actualizado porque hay que hacer más para combatir la obesidad en los niños, que es el mayor contribuyente a otras serias condiciones de salud subyacentes - la diabetes es el problema más común", afirmó Javier A. Hiriart, M.D. pediatra y doctor de medicina interna con Baptist Health Primary Care y el Family Medicine Center at West Kendall Baptist Hospital. "Siempre empieza con modificaciones en el estilo de vida, pero si los problemas de peso persisten, puede ser necesaria la intervención con terapia farmacológica u otros tratamientos".
La AAP describe el papel de un pediatra o médico de atención primaria en la supervisión de las estrategias de cuidados intensivos y a largo plazo, el seguimiento médico continuo y el tratamiento de los jóvenes con obesidad.
"No hay pruebas de que la 'espera vigilante' o el retraso del tratamiento sean apropiados para los niños con obesidad", afirmó Sandra Hassink, M.D., autora de las directrices y vicepresidenta del Subcomité de Directrices de Práctica Clínica sobre Obesidad, en una declaración. "El objetivo es ayudar a los pacientes a hacer cambios en el estilo de vida, los comportamientos o el medio ambiente de una manera que sea sostenible e involucre a las familias en la toma de decisiones en cada paso."
Según la actualización más reciente de los CDC sobre niños y adolescentes de 2 a 19 años, la prevalencia de la obesidad infantil estaba en alrededor del 20% y afectaba a unos 15 millones de niños y adolescentes. Pero esas estadísticas son anteriores al comienzo de la pandemia de la COVID-19 a principios del 2020. La mayoría de los indicadores apuntan a un aumento de la obesidad infantil desde la pandemia. La prevalencia de la obesidad fue aún mayor entre las minorías: 26 por ciento entre los niños hispanos y 25 por ciento entre los niños negros no hispanos, afirman los CDC.
En un comunicado de prensa, la AAP afirma que las directrices también abordan "el aumento de los riesgos para los niños con necesidades especiales de salud, así como las desigualdades que promueven la obesidad en la infancia, como la comercialización de alimentos poco saludables, el bajo nivel socioeconómico y la inseguridad alimenticia de los hogares".
"La actividad física tiene demasiados beneficios para ignorarla, incluyendo ayudar a aumentar la concentración en la escuela, mejorar los hábitos de sueño y promover la salud en general", dice el Dr. Hiriart. "Empieza con la disminución del 'tiempo de pantalla' en televisores, computadoras y teléfonos inteligentes y el aumento de la actividad física".
Las directrices estadounidenses recomiendan que los niños de 6 años y mayores realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física. Esto puede incluir participar en deportes de equipo, ir al parque, al patio de recreo o a senderos para caminar o montar en bicicleta, pasear al perro u optar por caminar más a menudo en familia a un destino, en lugar de ir en carro, según la AAP.
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