Las nuevas terapias demuestran promesa para los pacientes más jóvenes de Miami Cancer Institute
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Publicado: November 3, 2021
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Según la American Cancer Society, el cáncer es actualmente la segunda causa de muerte, después de los accidentes, en niños menores de 15 años. Sin embargo, aunque este año se les diagnosticará cáncer a unos 10,500 niños estadounidenses, los principales avances en el tratamiento en las últimas décadas han mejorado significativamente las tasas de supervivencia del cáncer pediátrico, según los expertos. Un niño al que se le diagnostica un cáncer tiene ahora más del 85% de posibilidades de sobrevivir cinco años o más, en comparación con el 58% de mediados de la década de 1970.
Matthew Hall, M.D., MBA, oncólogo radioterápico pediátrico principal de Miami Cancer Institute, afirma que esto significa que cinco de cada seis pacientes se curarán con las terapias actualmente disponibles, incluso cuando se están probando nuevos tratamientos potencialmente más eficaces en el Instituto y en otros centros oncológicos selectos alrededor del país. En un reciente seminario web, el Dr. Hall describió algunos de los ensayos clínicos de cáncer pediátrico que se enfocan en mejorar la atención del cáncer y prolongar la supervivencia de los pacientes más jóvenes del Instituto.
El Dr. Hall señala que muchos ensayos clínicos pediátricos se enfocan en los tumores difíciles de tratar, como los sarcomas y los gliomas pontinos intrínsecos difusos (DIPG por sus siglas en inglés), un tumor maligno letal que sólo se encuentra en niños pequeños. Él y otros especialistas en cáncer pediátrico están especialmente interesados en reducir el riesgo significativo para los efectos secundarios a largo plazo que pueden desarrollar los sobrevivientes de cáncer infantil años después de su tratamiento. También están investigando activamente formas de prolongar las tasas de supervivencia y mejorar la calidad de vida de los niños con cáncer.
“Los estudios demuestran que los sobrevivientes de tumores cerebrales infantiles tienen un riesgo del 65 por ciento de desarrollar efectos del tratamiento a largo plazo que pueden incluir déficits cognitivos, pérdida de audición, endocrinopatías, anomalías de crecimiento, infertilidad y cánceres secundarios”, dice el Dr. Hall. El impacto que estos efectos pueden tener en el desarrollo del niño es significativo, añade él. “Más de un tercio de los sobrevivientes de cáncer infantil no pudieron terminar la escuela ni tener un trabajo a tiempo completo”.
El Dr. Hall señala varios estudios en curso o que concluirán en breve que están enfocados en reducir la dosis a las estructuras críticas del cerebro, minimizar las toxicidades del tratamiento, y preservar función neurocognitiva en los sobrevivientes del cáncer infantil.
La terapia de protones vs. IMRT
El primer estudio, dice el Dr. Hall, es un ensayo aleatorio de fase II que compara el uso de la terapia de protones con la radioterapia de intensidad modulada (IMRT) en pacientes diagnosticados con glioma de mutación IDH de grado 2-3 de la OMS, un tipo de tumor cerebral difícil de tratar.
Ambas terapias son excepcionalmente precisas, según el Dr. Hall. “La terapia de protones administra rayos ultra delgados de radiación de protones directamente al tumor, sin afectar a los tejidos sanos que le rodean”, dice él, “mientras que la IMRT utiliza tecnología avanzada para manipular los rayos de radiación de fotones y protones para ajustarse a la forma del tumor.”
Protegiendo a los pacientes de cáncer de cerebro
Otro estudio utiliza la memantina, conocida comercialmente como Namenda, utilizada habitualmente para tratar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, para proteger los cerebros de los pacientes pediátricos con cáncer cerebral.
“En este estudio, el medicamento oral, ya sea la memantina o el placebo, se administra durante seis meses en niños de 4 a 18 años que reciben radioterapia craneal o craneoespinal para tumores primarios del sistema nervioso central”, explica el Dr. Hall. “Porque que se ha utilizado con éxito para mejorar o mantener la función cognitiva de los pacientes con la enfermedad de Alzheimer, vamos a ver si ofrece beneficios similares para estos niños en comparación con los que recibieron el placebo”.
Preservando estructuras críticas del cerebro
Aunque la cantidad de radiación administrada a lo largo del tiempo es importante, los investigadores han descubierto que el lugar donde se administra la dosis es aún más importante. En este estudio, el Dr. Hall trata de cuantificar los cambios temporales en la anatomía cerebral y los volúmenes de las subestructuras en los niños tras la radioterapia craneal.
“El daño a las células progenitoras neurales en la zona subgranular del hipocampo se correlaciona con el deterioro neurocognitivo inducido por la radiación”, explica el Dr. Hall, y señala que los pacientes estudiados presentaron un descenso del 97 por ciento en la formación de nuevas neuronas dos meses después de la radioterapia craneal. “Preservar las estructuras críticas del cerebro, especialmente el hipocampo, que es esencial para la formación de nueva memoria, es crucial para minimizar el deterioro cognitivo”, afirma él.
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