Investigación
‘Me siento muy agradecida’ – La rápida respuesta de Marcus Neuroscience Institute a una paciente con un aneurisma roto y un infarto cerebral hemorrágico
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Escrito Por: John Fernandez
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Marsha Teesdale y su hermana mayor, Nacastia Teesdale, de 43 años, ambas de Lindenwold (Nueva Jersey), estaban de vacaciones en el Sur de la Florida cuando Nacastia se despertó una mañana sintiéndose rara, perdiendo el control de sus músculos y vomitando. Pudo decirle a Marsha que sintió que algo "le estallaba en la cabeza". Marsha pensó que su hermana estaba sufriendo un infarto cerebral, pero los síntomas no eran exactamente los de un infarto cerebral.
"No tuve ningún síntoma de dolor de cabeza ni nada parecido hasta... las tres de la mañana: un dolor de cabeza masivo", recuerda Nacastia. "Y entonces oí un estallido en mi cabeza, como si alguien hubiera reventado un globo. Mi cuerpo empezó a temblar y dije: 'Hermana, algo anda mal'. Ella entró y me vio en el baño. Yo estaba revisando mi cara ... para ver si podía ver lo que había pasado y no pude. Y entonces en mi mente, sólo empecé a rezar. Y lo siguiente que supe, es que ella estaba a mi lado. Y eso fue lo último que realmente recuerdo".
Los paramédicos trasladaron a Nacastia Teesdale a Boca Raton Regional Hospital, que forma parte de Baptist Health. Recuerda Marsha: "Entonces salió el médico y me dijo: 'Su hermana tiene un aneurisma. Se ha roto. Está sangrando. Hay que operarla ahora mismo'. Así que me dije... Bueno, esto es muy, muy serio".
La condición de Nacastia era en efecto grave y poco frecuente. Le diagnosticaron una hemorragia subaracnoidea, que puede causar un tipo de infarto cerebral hemorrágico. Este tipo de infarto cerebral provoca una hemorragia en el interior del cerebro. Es distinto a un infarto cerebral isquémico, causado por un coágulo de sangre y que es el tipo más común de infarto cerebral.
"Nacastia tuvo lo que se llama una hemorragia subaracnoidea, que es la hemorragia de un aneurisma que se rompe", explica Brian Snelling, M.D., director de neurocirugía cerebrovascular y endovascular y director del programa de infarto cerebral de Marcus Neuroscience Institute at Boca Raton Regional Hospital, que forma parte de Baptist Health. "Es uno de los muchos tipos de infartos cerebrales. Desde luego, no es el más común, pero es uno de los que suelen afectar a pacientes más jóvenes. Afecta más a las mujeres. Representan alrededor del 5 por ciento de todos los tipos de infartos cerebrales".
Una hemorragia subaracnoidea es una hemorragia en el espacio entre el cerebro y la membrana que lo recubre. En la mayoría de los casos, se produce cuando una zona débil de un vaso sanguíneo (aneurisma) en la superficie del cerebro estalla y se filtra. La sangre se acumula alrededor del cerebro y dentro del cráneo. Esto aumenta la presión sobre el cerebro. Puede causar daños en las células cerebrales, problemas de por vida y discapacidades.
Añadiendo a la gravedad del estado de Nacastia a su llegada al hospital estaba la localización del aneurisma. "El tipo concreto de aneurisma que tenía Nacastia, llamado aneurisma pericallosal, se encuentra en un lugar concreto del cerebro que lo hace aún más raro", explica el Dr. Snelling. "Así que tenía un tipo raro de aneurisma en una localización rara".
Marsha dijo que sintió alivio cuando se reunió con el equipo de atención de su hermana, que respondió rápidamente y le explicó la gravedad de su condición. "Llegaron y estaban todos los que tenían que estar", dijo. "Recuerdo que una de las personas que me acompañaba levantó la vista para ver el nombre del cirujano y dijo: 'Oh, su nombre es Dr. Snelling. Es uno de los mejores del país. Él es tipo No. 1 tipo para hacer esto ". Todo el mundo estaba allí. Así que fue de casa al hospital y directo a cirugía".
El Dr. Snelling le explicó a Marsha que su hermana se sometería a un angiograma cerebral, un procedimiento que utiliza un tinte especial, o contraste, y rayos X para ver cómo fluye la sangre por el cerebro. A continuación se realizaría un espiral endovascular para bloquear el flujo sanguíneo hacia el aneurisma. Este procedimiento también se denomina embolización endovascular.
"Estaba completamente dormida bajo los efectos de la anestesia", explica el Dr. Snelling. "Una vez hecho esto, colocamos un pequeño catéter en la arteria de la muñeca. Las arterias del cuerpo son como una autopista, así que pusimos ese catéter en las arterias del cuello y tomamos algunas imágenes. A partir de ahí, diagnosticamos que el origen probable de la hemorragia era un aneurisma cerebral. A través del catéter, colocamos pequeñas espirales de platino en el aneurisma para embolizarlo o bloquearlo y evitar que siguiera sangrando dentro del cerebro".
Nacastia: "Cuando me desperté, no tenía ningún dolor. No sentía ninguna molestia en la cabeza ni nada parecido. Sólo estaba confundida porque, de nuevo, no recordaba nada".
Tanto un infarto cerebral como un aneurisma que estalla pueden aparecer de repente, sin previo aviso. Los síntomas varían. La rotura de un aneurisma, como en el caso de Nacastia, puede provocar un fuerte dolor de cabeza (el peor de su vida); debilidad en una o ambas extremidades; náuseas, vómitos y problemas de audición o visión. Los síntomas de un infarto cerebral pueden ser similares, con entumecimiento o debilidad en brazos, piernas o cara, sobre todo en un lado; problemas de equilibrio o coordinación, confusión y problemas de lenguaje o arrastrar las palabras.
"Todo ocurrió a la vez, que es como suelen producirse los infartos cerebrales", dice el Dr. Snelling refiriéndose al caso de Nacastia. Los síntomas ocurren en un abrir y cerrar de ojos". Según ella y su hermana, sobre las 3 de la mañana se despertó con un fuerte dolor de cabeza de aparición repentina. Tenía náuseas... vomitó una o dos veces.
Su hermana se dio cuenta de que algo andaba mal y la llevó al hospital. El aneurisma se había roto. Tuvo una hemorragia cerebral que le provocó malestar, dolor de cabeza, náuseas y vómitos. Todo ocurrió a la misma vez".
Marsha reflexiona sobre el tratamiento y la recuperación de su hermana: Está caminando, está hablando y tengo de vuelta a mi hermana. Estoy tan agradecida. No podría estar más contenta”.
Añade Nacastia Teasdale: "Me siento muy agradecida. No siento ningún dolor ni nada parecido, aparte de las cosas normales que sentiría después de este suceso. Pero estoy muy agradecida, de nuevo, al todopoderoso por esto".
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