Un accidente “afortunado” salva a una mujer de un infarto cerebral

Aveces, incluso una terrible caída puede ser una bendición disfrazada. Ese fueel caso de Annabell Sanabria de Kendall. El 5 de mayo, la Sra. Sanabria, de 78 años,estaba afuera en su patio tendiendo a sus flores cuando se tropezó con unapiedra que estaba dispareja y se cayó duro. Un historial de osteoporosisprobablemente contribuyó a sus múltiples lesiones, que incluyeron fracturas ensu hombro, cadera y muñeca derechos además de varias vértebras rotas.

Annabell Sanabria, que aparece con con su hija, ya estaba hospitalizada debido a una devastadora caída en su casa cuando sufrió un infarto cerebral que pudo haber sido fatal

Suesposo llamó al 911 y los paramédicos llevaron a la Sra. Sanabria a la sala deemergencia de Baptist Hospital, donde fueron tratadas sus lesiones. Ella fueadmitida a la unidad de cuidados intensivos y luego fue movida al pisoortopédico. Por la noche, sin embargo, mientras aún se recuperaba de lascirugías para reparar sus huesos rotos, la Sra. Sanabria sufrió un infartocerebral. El personal de enfermería que estaba de turno puso un “Code Stroke”,una llamada de emergencia al Equipo de Emergencia para Infartos Cerebrales deBaptist Health (B.E.S.T. por sus siglas en inglés), un equipo de respuestarápida que consiste de neurólogos, neurorradiólogos, neurocirujanos y otrosespecialistas especialmente entrenados para emergencias como esa.

En el equipo B.E.S.T. estaba Italo Linfante, M.D., director médico de neurorradiología intervencionista y neurocirugía endovascular en Miami Neuroscience Institute y Miami Cardiac & Vascular Institute – ambos parte de Baptist Health South Florida.

(No deje de verlo: Una mujer de Kendall estuvo en el lugar correcto y en el momento correcto cuando sufrió un infarto cerebral. Video en inglés por Carol Higgins.)

Esa no fue laprimera vez que la Sra. Sanabria fue paciente del Dr. Linfante, según su hija,que trabaja como enfermera en Baptist Health y también se llama Annabell. Hacepoco más de un año, en marzo del 2019, un aneurisma en el cerebro de su madrecausó una pequeña hemorragia, la cual el Dr. Linfante pudo reparar con unacirugía relativamente de rutina.

Annabell Sanabria, izquierda, sobreviviente de un infarto cerebral, con su hija Annabell, que es enfermera de Baptist Health

Sin embargo, estavez fue distinto. La Sra. Sanabria ya se había recuperado de su cirugía del añopasado y estuvo bien hasta abril de este año, cuando comenzó a experimentardolores de cabeza por las noches y una inflamación extraña en algunos dedos.Ella, que normalmente es una persona dinámica, energética y positiva sintió quealgo no andaba bien. Se lo mencionó a su hija, pero tenía miedo de ir alhospital porque temía exponerse al coronavirus en medio de la pandemia.

“Dios trabaja enformas misteriosas”, dijo la joven Sanabria. “Cuando mi mamá se cayó, lepregunté a Él por qué había dejado que esto le sucediera a ella y su respuestafue, ‘Pronto lo sabrás’. Y luego cuando ella sufrió el infarto cerebral un díadespués, dio la casualidad que estaba en el hospital y que el Dr. Linfanteestaba de guardia. Si ella ya no hubiera estado en el hospital o si el Dr.Linfante no hubiera estado disponible, no estoy segura de lo que hubierapasado”.

Italo Linfante, M.D., director médico de Neurorradiología Intervencionista y Neurocirugía Endovascular en Miami Neuroscience Institute y Miami Cardiac & Vascular Institute

Según el Dr. Linfante, la arteria cerebral media que suplesangre al cerebro de la Sra. Sanabria estaba 99 por ciento ocluida con placa,lo cual hubiera sido fatal. “Este tipo de bloqueo requiere la angioplastia, lacual involucra insertar quirúrgicamente un pequeño balón en la arteriaprincipal del cerebro para abrirla y luego insertar un stent para mantenerlaabierta”, explica el Dr. Linfante. “Es una cirugía muy delicada y muypeligrosa”.

La Sra. Sanabria ahora se estárecuperando de su infarto cerebral y de sus múltiples cirugías y se estarásometiendo a un régimen intenso de fisioterapia por algún tiempo. A pesar detodas las lesiones que sufrió en su caída, ella se considera extremadamentedichosa de haber estado en el lugar correcto y en el momento correcto cuandosufrió su infarto cerebral.

La Sra. Sanabria, quenunca ha ido a otro lugar que Baptist Hospital para su atención de salud einsistió en ser llevada allí después de su caída, cuando los paramédicosquerían transportarla a otro hospital, dijo que el personal fue extremadamenteatento y especial. “Fueron tan cariñosos conmigo y me trataron como si yo fuerasu madre. No tengo palabras para expresarles mi agradecimiento”.

Tanto ella como suhija acreditan al Dr. Linfante con ayudar a salvarle la vida. Dice su hija,“Como enfermera, he tenido la oportunidad de trabajar con el Dr. Linfante y lohe visto hacer milagros con tantos pacientes. Él es el médico más maravilloso ytiene un talento que es un regalo de Dios, sin embargo, es tan atento y tanhumilde”.

Annabell Sanabria con su hija, extremo inferior derecho, rodeadas por su familia

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