Vida

La presión alta y los problemas de salud después de los cierres de la pandemia

Con muchos oficiales de salud pública continuando sus súplicas a los estadounidenses de que se queden en sus casas para detener el contagio de la COVID-19, los mismos también están instando a las personas con condiciones de salud emergentes o crónicas a que no demoren su atención de salud. Los médicos de atención primaria y otros especialistas están viendo un retorno lento pero constante de pacientes a sus consultorios, en medio de precauciones realzadas de seguridad para proteger contra la transmisión del virus.

Juliet Vento, M.D., doctora de atención primaria con Baptist Health Primary Care en el nuevo complejo de salud y bienestar en Plantation.

“Cuando comenzó la pandemia en marzo del año pasado y ocurrieron los cierres, nuestros pacientes con condiciones crónicas tuvieron que manejar esas condiciones por sí mismos con poca guía disponible aparte de lo que ellos ya sabían antes del cierre”, afirmó Juliet Vento, M.D., doctora de atención primaria con Baptist Health Primary Care en el nuevo complejo de salud y bienestar en Plantation. “Eso estuvo bien por alrededor de tres semanas, mientras los pacientes seguían con sus planes de tratamiento y con sus medicamentos. Sin embargo, a medida que los cierres continuaban y los medicamentos se acababan, aumentaba el riesgo para las reacciones adversas en estos pacientes”.

Un acceso limitado a la atención de salud

Un estudio presentado en el cuadragésimo sexto Congreso Argentino de Cardiología el pasado mes de noviembre demostró que la cifra de pacientes admitidos a la sala de emergencia de un hospital en Buenos Aires durante el cierre de tres meses en Argentina, desde marzo hasta junio del 2020, fue de un 57 por ciento menos que la cifra de pacientes admitidos durante el mismo período de tiempo en el 2019. La cifra de pacientes también fue 54 por ciento menos de lo que había sido en los tres meses antes del cierre. Algo parecido también ocurrió en Baptist Health y en otros hospitales a través de los Estados Unidos.

La presión alta

Además, los investigadores del estudio reportaron que 391 pacientes, o un 24 por ciento de las personas admitidas a la sala de emergencia del hospital de Buenos Aires durante el cierre de tres meses tenían la presión alta o hipertensión, sin importar el motivo por el cual estaban buscando atención médica. Los investigadores demostraron que este porcentaje fue mucho más alto que durante el mismo período de tiempo en el 2019, cuando estaba en un 15 por ciento, notando el aumento significativo entre estos dos períodos.

La Dra. Vento dice que el aumento en los niveles de la presión durante el cierre, probablemente fue el resultado de personas con hipertensión y otras enfermedades crónicas como diabetes, no podían obtener acceso a sus medicamentos y a sus médicos para el manejo adecuado de sus condiciones. Ella añadió que los factores psicosociales también contribuyeron.

“La gente se sentía aislada y deprimida, estaban preocupados por su situación financiera y no podían ver a sus médicos”, dijo ella. “Además, la gente estaba en sus casas durante todo el día. Muchas personas estaban comiendo de más y no estaban haciendo el ejercicio al que estaban acostumbradas durante su rutina normal. Para muchas personas, esto causo un aumento de peso. La combinación de todos estos factores puede aumentar el estrés y la presión sanguínea”.

Las complicaciones de la presión alta

La Dra. Vento dice que la presión alta – cualquier lectura más alta de 130/80 mm Hg, según el American College of Cardiology and the American Heart Association – puede conducir a la enfermedad renal crónica, la enfermedad cardiaca, la insuficiencia cardiaca, el endurecimiento de las arterias (arterioesclerosis), los ataques cardiacos, la demencia y los infartos cerebrales. Es por eso que es tan importante manejar la presión alta crónica con cambios de estilo de vida y con medicamentos.

“Cuando los pacientes con presión alta y otras condiciones crónicas resumieron sus citas con nosotros después del cierre”, dijo la Dra. Vento, “muchos estaban en su límite con la presión súper elevada y los niveles de azúcar descontrolados, y necesitaban atención y tratamiento inmediato para alcanzar niveles más saludables. Fue algo que nos abrió mucho los ojos”.

El punto decisivo de la pandemia del COVID-19

Recientemente, un mejor entendimiento del virus y de cómo prevenirlo, en conjunto con el lanzamiento de los programas de vacunación, han calmado un poco el miedo y han preparado el camino hacia un enfoque en la prevención y en el manejo de las enfermedades crónicas.

“Hemos aprendido mucho en los pasados 10 meses acerca de cómo manejar las enfermedades crónicas, tales como la presión alta, durante una pandemia”, dijo la Dra. Vento. “Por suerte, con las medidas realzadas de limpieza, el distanciamiento social, el uso de las mascarillas faciales y con la habilidad de ver a sus médicos en persona o en línea, a través de las plataformas de telesalud, la gente una vez más se siente más cómoda acerca de resumir su atención de salud regular, incluyendo los chequeos anuales”.

Ella recomienda que las personas que no fueron a sus chequeos anuales en el 2020, programen un chequeo pronto. Ella también insta a las personas que sigan con miedo de contraer COVID-19 que hablen con sus médicos acerca de las citas de telesalud, las cuales están disponibles a través de las oficinas médicas de Baptist Health Care on Demand.

“Es tan importante hacerse ese chequeo anual y manejar la presión alta, la diabetes, la insuficiencia cardiaca y otras enfermedades crónicas a través de las visitas regulares al médico, y el monitoreo de la presión, el azúcar en la sangre y la retención de líquido”, dijo ella. “Hemos llegado al punto en la pandemia que la gente puede seguir las recomendaciones para protegerse a sí mismas del virus, mientras continúan manejando las enfermedades crónicas y su salud en general”.

Caption: La amenaza del COVID-19 ha mantenido a muchas personas aisladas en sus casas, con miedo de buscar atención médica, y la contribuido a un aumento en los casos de presión alta descontrolada y de otras enfermedades crónicas.

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