Investigación

La buena hidratación está vinculada con un menor riesgo para la insuficiencia cardiaca

Mantenerse bien hidratado con regularidad – con agua – es beneficioso para una serie de funciones corporales y la agudeza mental, y ayuda al cuerpo a disminuir el dolor articular, superar los problemas digestivos, evitar el agotamiento de la energía y prevenir los cálculos renales. Un nuevo estudio realizado por investigadores de los National Institutes of Health (NIH) ha añadido una reducción del riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca como probable beneficio de una buena hidratación.

Las conclusiones del estudio, publicado en la revista European Heart Journal, indican que consumir cantidades suficientes de líquidos a lo largo de la vida también puede reducir el riesgo de sufrir problemas cardíacos graves en el futuro.

Sandra Chaparro, M.D., cardióloga y directora del Programa de Insuficiencia Cardíaca Avanzada de Miami Cardiac & Vascular Institute.

Sandra Chaparro, M.D., cardióloga y directora del Programa de Insuficiencia Cardíaca Avanzada de Miami Cardiac & Vascular Institute, que forma parte de Baptist Health, explica que la nueva investigación es un “estudio generador de hipótesis, que analiza los datos retrospectivos de una gran población”. Aunque los datos son prometedores, hacen falta más estudios para confirmar la relación entre una buena hidratación de por vida y un menor riesgo de insuficiencia cardíaca, añade la doctora.

La insuficiencia cardíaca es una enfermedad crónica que se desarrolla cuando el corazón no bombea suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo. Esta afecta a más de 6.2 millones de estadounidenses, lo que representa un poco más del 2% de la población. También es más frecuente entre los adultos de 65 años o más. La insuficiencia cardíaca es una enfermedad seria, pero no significa que el corazón haya dejado de latir. Con unos 550,000 nuevos casos diagnosticados en los EE.UU. cada año, la insuficiencia cardíaca afecta a millones de personas de todas las edades.

“Los investigadores buscaban asociaciones y encontraron una entre la cantidad de nivel de sodio con el riesgo de engrosamiento del corazón y de desarrollar insuficiencia cardíaca”, explica la Dra. Chaparro. “Como mencionaron los autores, se trata de un estudio preliminar y será necesario un ensayo aleatorio y controlado para confirmar los resultados”.

Los investigadores analizaron los datos de más de 15,000 adultos, de entre 45 y 66 años, que se habían inscrito en el estudio Atherosclerosis Risk in Communities (ARIC) entre el 1987 y el 1989. Compartieron información de las visitas médicas durante un periodo de 25 años. Como parte del nuevo estudio, los investigadores se enfocaron en aquellos participantes cuyos niveles de hidratación estaban dentro de un rango normal y que no tenían diabetes, obesidad o insuficiencia cardíaca al inicio del estudio. En la revisión final se incluyeron unos 11,800 adultos, y de ellos, según los investigadores, 1,366 (el 11.56%) desarrollaron posteriormente insuficiencia cardíaca.

El equipo del estudio evaluó el estado de hidratación de los participantes mediante medidas clínicas. Observaron los niveles de sodio sérico, que aumentan a medida que disminuyen los niveles de líquidos del cuerpo. Medir esos niveles ayudó a identificar a los adultos mayores con un mayor riesgo de desarrollar tanto insuficiencia cardíaca como hipertrofia ventricular izquierda, un agrandamiento y engrosamiento del corazón, afirma el estudio.

Los adultos con niveles de sodio sérico a partir de 143 miliequivalentes por litro (mEq/L) – un rango normal es de 135-146 mEq/L – en la mediana edad tenían un riesgo asociado del 39 por ciento de desarrollar insuficiencia cardíaca en comparación con los adultos con niveles más bajos. Por cada aumento de 1 mEq/L en el sodio sérico dentro del rango normal de 135-146 mEq/L, la probabilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca aumentaba en un 5 por ciento, según el estudio.  

Las directrices de ingesta de líquidos varían en función de las necesidades del cuerpo, pero los investigadores recomiendan una ingesta diaria de líquidos de seis a ocho tazas (1.5 a 2.1 litros) para las mujeres y de ocho a 12 tazas (2 a3 litros) para los hombres. Por supuesto, las necesidades de hidratación pueden aumentar para las personas que pasan más tiempo al aire libre en el tipo de calor y humedad que son típicos en el Sur de Florida. Los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) también ofrecen consejos para favorecer una hidratación saludable.

“Al igual que la reducción de la ingesta de sal, beber suficiente agua y mantenerse hidratado son formas de apoyar a nuestros corazones y pueden ayudar a reducir los riesgos a largo plazo de las enfermedades del corazón”, dijo Natalia Dmitrieva, Ph.D., autora principal del estudio e investigadora del Laboratory of Cardiovascular Regenerative Medicine del National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI), part of NIH.

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