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Vida

Qué hacer y no hacer para tener un corazón sano

Aunque sólo tiene el tamaño de un puño, el corazón es muy potente. Cada día late unas 100,000 veces, bombeando 5 o 6 litros de sangre por minuto, o unos 2,000 galones al día. Para mantener la vida, el corazón impulsa la sangre 12,000 millas a través del cuerpo cada día, casi cuadruplicando la distancia de Miami a Seattle.

 

Cualquier daño en el corazón, sus válvulas y el sistema cardiovascular puede reducir esa potencia de bombeo, obligando al corazón a trabajar más. Hoy en día, los médicos saben más que nunca sobre el diagnóstico y el tratamiento de muchas condiciones cardíacas. Sin embargo, a pesar de los numerosos avances, las enfermedades cardíacas siguen siendo la causa principal de muerte en todo el mundo.

 

Jonathan Fialkow, M.D., jefe de salud de la población de Baptist Health y jefe de cardiología y subdirector de Miami Cardiac & Vascular Institute

 

"Es alentador ver los rápidos avances en tratamientos, técnicas quirúrgicas y tecnología para abordar una amplia gama de condiciones cardíacas. Pero como médicos, nuestro objetivo es la prevención siempre que sea posible", afirma Jonathan Fialkow, M.D., jefe de salud de la población de Baptist Health y jefe de cardiología y subdirector de Miami Cardiac & Vascular Institute. "Las enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir en gran medida, y hay muchas cosas que la gente puede hacer para hacerse cargo de su salud".

 

En el Día Mundial del Corazón, una celebración mundial para promover la salud cardíaca, es importante recordar que las principales causas de las enfermedades cardiovasculares – la mala alimentación, el sedentarismo y el tabaquismo – son factores modificables.

 

He aquí algunos consejos para mejorar la salud cardiaca a cualquier edad:

 

• Controla tu presión arterial. La presión alta o hipertensión es la principal causa de ataque cardíaco e infarto cerebral en Estados Unidos. Uno de cada tres adultos estadounidenses padece hipertensión, y sólo la mitad de ellos la tiene bajo control. La hipertensión puede afectar a cualquiera, pero a medida que las personas envejecen, la presión arterial aumenta, junto con el riesgo de sufrir infartos y enfermedades cardiacas. El problema es que la hipertensión no presenta síntomas; por eso es importante revisarla periódicamente y tomar medidas para mantenerla bajo control. Un estudio publicado en la revista médica The Lancet descubrió que por cada disminución de 10 en la lectura de la presión arterial sistólica, se reduce el riesgo de infarto cerebral por un 27%, el de insuficiencia cardiaca por un 28% y el de enfermedades cardíacas por un 17%.

 

• Vigila tu colesterol. El colesterol sanguíneo es una sustancia cerosa y grasa producida por el hígado. El cuerpo lo necesita para realizar tareas importantes, como la producción de hormonas y la digestión. Pero un exceso de colesterol en la sangre puede provocar una acumulación de placa en las paredes de las arterias. Con el tiempo, la placa hace que el interior de las arterias se estreche, bloqueando el flujo sanguíneo. Conocer tu nivel de colesterol puede ayudarte a ser proactivo y a mantener el control de tu salud ajustando tu dieta y, si es necesario, tomando medicamentos.

 

• Muévete. Aparte de no fumar, el ejercicio es probablemente lo más importante que puedes hacer para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Más de 50 años de investigación han demostrado que cuanto más activo físicamente se es, menor es el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca. El ejercicio mejora los niveles de colesterol y favorece cambios beneficiosos en el corazón y las arterias coronarias. También ayuda a aliviar el estrés mental, un factor de riesgo de la hipertensión y los problemas cardíacos. Mantenerte físicamente activo puede ayudarte a controlar tu peso y a fortalecer tu corazón. Incluso una actividad modesta, como caminar 10 minutos varias veces al día, puede aportar beneficios. Cualquier cantidad de ejercicio, por breve que sea, es mejor que nada. Esto es especialmente cierto si ya padece algún tipo de enfermedad cardíaca. El objetivo mínimo de 150 minutos de ejercicio a la semana es muy alcanzable.

 

• Duerme bien. La mayoría de los adultos necesitan dormir entre 7 y 8 horas cada noche. Un sueño deficiente o inadecuado se asocia con la hipertensión, los infartos cerebrales, la insuficiencia cardiaca, la arterioesclerosis, los ataques cardíacos, la diabetes y la obesidad. El sueño inadecuado también se ha relacionado con el calcio coronario, un componente de la placa. Además, los niveles sanguíneos de varios marcadores inflamatorios aumentan con el sueño deficiente. En un estudio, las mujeres de mediana edad que durmieron cinco horas o menos por noche durante un periodo de 10 años tenían un riesgo un 30% mayor de sufrir enfermedades coronarias que las mujeres que durmieron un promedio de ocho horas. Otro riesgo cardiovascular es la apnea del sueño, un problema respiratorio que altera el sueño. Si tu sueño se ve crónicamente alterado o es inadecuado, o si a menudo te sientes somnoliento durante el día, habla con tu médico de atención primaria.

 

• Sigue una dieta saludable. Elije alimentos bajos en grasas trans y sodio. La mayoría de la gente consume mucho más sodio del recomendado, lo que puede afectar a la presión arterial. La mayor parte de la sal que ingieres no procede del salero, sino de los alimentos procesados. Reduce el consumo de alimentos envasados y preparados en favor de comidas más frescas hechas en casa. Enfócate en un arco iris de frutas y vegetales, proteínas magras y cereales integrales. Intenta consumir menos de 1,500 miligramos de sodio al día.

 

• No te saltes los medicamentos. Si te han recetado medicamentos para la presión arterial, el colesterol o la diabetes, tómalos sistemáticamente y según las indicaciones. Es importante que sigas las instrucciones de tu médico sobre los medicamentos y que sigas tomándolos aunque te encuentres bien. Si tienes efectos secundarios desagradables, no dejes de tomar los medicamentos por tu cuenta. Pregunta por otras opciones. Es posible que tu médico te recomiende otro medicamento con menos efectos secundarios.

 

• No ignores tu salud mental. La mayoría de los expertos en salud coinciden en que los factores psicológicos pueden contribuir al riesgo cardíaco, aunque los vínculos entre la mente y la salud cardíaca son difíciles de cuantificar. El Cirujano General de los EE.UU., Vivek Murthy, dio recientemente la señal de alarma sobre la crisis de salud pública causada por la soledad y el aislamiento. El Dr. Murthy señaló que entre las consecuencias para la salud física de la falta de conexiones se incluyen un aumento del 29% del riesgo de padecer enfermedades cardíacas, un aumento del 32% del riesgo de sufrir un infarto cerebral y un aumento del 50% del riesgo de desarrollar demencia en los adultos mayores. La depresión puede influir en factores como hacer ejercicio, evitar el tabaco, comer bien y tomar medicamentos. También pueden intervenir mecanismos biológicos directos, como el aumento de las respuestas inflamatorias y la coagulación de la sangre. Controla el estrés afrontándolo de forma saludable con aficiones que te gusten, actividades de relajación o ejercicio. Si tienes dificultades, ponte en contacto con un amigo, un ser querido o un profesional de salud mental.

 

"Tras años de descenso, las tasas de mortalidad cardiovascular han aumentado en los EE.UU. en los últimos años. Es una tendencia inquietante", afirma el Dr. Fialkow.  "Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para enfocarte en mejorar la salud del corazón".

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