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Educación

La mentalidad de una sobreviviente de cáncer: ‘Si ha de ser, depende de mí’

Cualquier oncólogo te dirá que, cuando se trata de luchar contra el cáncer, los conocimientos, la experiencia y la habilidad del médico – e incluso la tecnología más sofisticada – sólo pueden llegar hasta cierto punto. El éxito depende en gran medida de la actitud del paciente y de cómo afronte el tratamiento.

Ese fue el caso de Judy Reimers, que a finales de 2022 se enteró de que tenía cáncer de recto. Llevaba un año notando sangre en las heces, pero nunca imaginó que pudiera tratarse de algo serio.

"Nunca, ni por un segundo pensé que tenía cáncer", dice esta esbelta y atlética agente de bienes raíces de 63 años de Boca Ratón. "Siempre he gozado de muy buena salud. Como saludable y hago mucho ejercicio, y pensé que sólo eran hemorroides las que causaban el sangrado".

Una oportunidad perdida

La Sra. Reimers se había sometido a una colonoscopia en julio de 2020 y entonces le dijeron que todo estaba limpio, aunque su médico le dijo después que había eliminado algunos pólipos junto con algunas pequeñas hemorroides.

"Me dijo que si tenía algún problema volviera a consultarle", recuerda. "Un año después, noté un poco de sangre en el papel higiénico, así que volví a verle". Hablaron de la posibilidad de que fueran hemorroides, pero le sugirió que se hiciera otra colonoscopia para estar segura. Sin embargo, la Sra. Reimers no estaba demasiado preocupada y decidió no hacerse a la colonoscopia de seguimiento.

En septiembre de 2023. El sangrado de la Sra. Reimers seguía sin desaparecer desde hacía dos años. Además, llevaba meses sintiéndose enferma y cansada, y también estaba perdiendo peso: 30 libras. "Fui a varios médicos, pero nadie pudo encontrar ningún problema en mí o en mis análisis”, dice. "Pero conozco bien mi cuerpo y sabía que algo no estaba bien".

Un diagnóstico de cáncer

Cuando finalmente le diagnosticaron cáncer de recto inferior en estadio 3, al principio no se lo podía creer. "Estaba en shock. Ni siquiera podía hablar de eso", recuerda, con la voz entrecortada por la emoción. "Pero luego todo hizo sentido. El cáncer estaba en mi cuerpo, luchando contra mi fuerte sistema inmunitario". Ahora sabía por qué se había estado sintiendo mal y estaba bajando de peso.

La Sra. Reimers fue remitida a Yousef Zeidan, M.D., oncólogo radioterapeuta del Eugene M. & Christine E. Lynn Cancer Institute de Boca Raton Regional Hospital, que forma parte de Baptist Health, y a Warren Brenner, M.D., oncólogo médico del mismo centro. "Cuando vi por primera vez a la Sra. Reimers, le habían diagnosticado un adenocarcinoma rectal inferior, un cáncer de recto localmente avanzado, que afortunadamente no era metastásico", dice el Dr. Zeidan.

Una espera vigilante

El tipo de cáncer de la Sra. Reimers, debido a su localización en la parte inferior del recto, suele tratarse con una combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia, según el Dr. Zeidan. Sin embargo, la operación requeriría una colostomía permanente, ya que habría que extirparle parte de la parte inferior del recto. La Sra. Reimers dejó claro al equipo del Lynn Cancer Institute que no quería eso.

Yousef Zeidan, M.D., Ph.D., oncólogo radioterapeuta del Eugene M. & Christine E. Lynn Cancer Institute de Boca Raton Regional Hospital, que forma parte de Baptist Health

"Es comprensible", reconoce el Dr. Zeidan, y añade que el Lynn Cancer Institute atiende cada vez a más pacientes con cáncer de recto inferior que buscan un tratamiento sin colostomía. "Es un ajuste drástico para los pacientes y puede tener amplios efectos en su estilo de vida". Como la Sra. Reimers tiene un estilo de vida muy activo, quería evitar una colostomía permanente a todo costo ".

En su lugar, la Sra. Reimers optó por un "tratamiento no quirúrgico" de su cáncer rectal, que consistió en seis semanas de radioterapia a finales de 2022, seguido de ocho ciclos de quimioterapia en un periodo de cuatro meses.

"Con el tratamiento no quirúrgico del cáncer de recto, una vez que completamos la radioterapia y la quimioterapia, en lugar de pasar directamente a la cirugía, adoptamos un enfoque de 'espera vigilante' y seguimos al paciente muy de cerca cada tres meses durante los tres primeros años después del tratamiento", explica el Dr. Zeidan. Este enfoque ha sido eficaz en aproximadamente dos tercios de los pacientes con cáncer de recto inferior, incluyendo a la Sra. Reimers, añade.

Hoy, la Sra. Reimers "no presenta evidencia de enfermedad", según el Dr. Zeidan. "Ahora se le da seguimiento cada tres meses con escanes y proctoscopias, que son una especie de mini colonoscopia". La Sra. Reimers dice que se ha sometido a siete proctoscopias en los últimos 18 meses, pero las califica de inconvenientes menores si pueden ayudar a los médicos a mantenerse alerta por si reaparece el cáncer.

Un espíritu luchador

La actitud de un paciente de cáncer desempeña un papel importante en sus resultados, cree la Sra. Reimers, que señala que la sanación empieza en la propia mente. Para cada una de sus citas en Lynn Cancer Institute, llevaba una camiseta diferente de “La vida es Buena”, cada una con un mensaje diferente de esperanza y positividad.

La Sra. Reimers dice que tomar la responsabilidad por uno mismo es esencial durante la trayectoria del cáncer. "Hay tantas cosas que los maravillosos médicos y el personal del Lynn Cancer Institute pueden hacer, pero lo fundamental es que sé que tengo que ser responsable de mí misma", dice la Sra. Reimers. Reimers recita 7 pequeñas palabras que resonaron en ella durante su tratamiento: "Si ha de ser, depende de mí". "Es una frase de pocas palabras, pero todas juntas forman una poderosa declaración", dice.

 

La Sra. Reimers dice que "no es de las que se rinden" y que se obligó a hacer todo lo que pudo para salir adelante. "Hice todo lo que pude para salir y hacer un poco de ejercicio todos los días, aunque sólo fuera dar una vuelta a la manzana... y estaba acostumbrada a caminar varias millas al día antes de mi diagnóstico", dice. "Me costó muchos meses volver a lograrlo – una manzana a la vez, literalmente – pero ya he vuelto a eso".

El Dr. Zeidan califica a la Sra. Reimers de excelente paciente con un "espíritu luchador" que estaba decidida a hacer todo lo necesario para garantizar un resultado exitoso.

"Desempeñó un papel crucial en su propio tratamiento", recuerda. "Estaba bien informada y sabía qué esperar, estaba motivada y mantuvo una actitud positiva todo el tiempo, superando los efectos secundarios. Además, siempre fue puntual -incluso cuando estaba recibiendo quimioterapia – y se mantuvo activa y caminó todos los días durante el tratamiento, lo que realmente le ayudó a aliviar los efectos secundarios".

La Sra. Reimers dice que tomó la decisión correcta al buscar tratamiento en Lynn Cancer Institute. "Definitivamente recibí la atención que necesitaba de los médicos, de los profesionales de enfermería y de todo el personal", dice. "Me trataron como a un ser humano, no como a un número. Todas las personas con las que tuve contacto allí fueron fieles a lo que yo necesitaba y sabían lo que hacían".

Antecedentes familiares

  

Judy Reimers (la segunda de izquierda) con su padre y sus hermanos

 

La Sra. Reimers dice que ahora es la tercera generación de su familia a la que se le diagnostica cáncer colorrectal. Luego de su propio tratamiento contra el cáncer, a la tía materna de la Sra. Reimers le diagnosticaron la enfermedad. También supo que su abuelo materno había tenido cáncer colorrectal. Y a la insistencia suya después de su propio diagnóstico, el hermano de la Sra. Reimers se sometió a su primera colonoscopia. Se encontraron varios pólipos precancerosos que requerirán tratamiento adicional, dice.

Mientras tanto, la Sra. Reimers se dedica a ayudar a otros pacientes con cáncer colorrectal. "Cuando estás pasando por eso es difícil encontrar algo positivo, pero hay luz al final del túnel", afirma. "Quiero ser esa persona que ayude a otra a superarlo. Te ayuda con el estrés saber que todos estamos juntos en esto".

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