Un corredor de bolsa de Boca Raton convertido en salvavidas recibe una nueva oportunidad de vida a los 64 años

Al ver a Timothy Tritle, alguien sospecharía que está en una condición física excelente. Y lo está. Al fin y al cabo, no hay muchas personas de 64 años que puedan decir que son salvavidas profesionales. Incluso en su tiempo libre, es una persona físicamente activa que hace ejercicio regularmente y juega al golf cada vez que puede.

(No deje de verlo: Timothy Tritle, de 64 años, está agradecido al equipo de Christine E. Lynn Heart and Vascular Institute que le salvó la vida a principios de este año. Video en inglés por George Carvalho.)

“Fui corredor de bolsa y trabajé para bancos e instituciones financieras durante 15 años, pero nunca me gustó realmente, me sentía como un pez fuera del agua”, admite el Sr. Tritle, que lleva más de 30 años viviendo en el este de Boca Ratón. “A los 45 años, decidí volver a ser salvavidas. Me contrató la ciudad de Boca Ratón y ya llevo 20 años allí”.

Sin embargo, a pesar de estar lo suficientemente en forma como para cumplir con las considerables exigencias físicas del trabajo, al Sr. Tritle se le diagnosticó hace unos años un soplo en el corazón, un indicio de un posible problema con su válvula aórtica. Sin embargo, no presentaba ningún síntoma físico y eso nunca afectó a su capacidad para trabajar o para hacer ejercicio.

David C. Mishkel, M.D., cardiólogo intervencionista de Boca Raton Regional Hospital

David C. Mishkel, M.D., cardiólogo intervencionista de Boca Raton Regional Hospital, al que el Sr. Tritle veía por años, le dijo que lo vigilarían y que tal vez habría que sustituir su válvula aórtica en algún momento.

Pero entonces, antes de una operación de hernia a principios de este año, el Sr. Tritle necesitaba autorización quirúrgica y vio al Dr. Mishkel, que le preguntó cómo se había sentido. El Sr. Tritle dijo que últimamente había notado que sentía acidez estomacal mientras hacía ejercicio, a lo que el Dr. Mishkel respondió: “Eso no es acidez estomacal, es angina. Es un precursor de un ataque al corazón”.

El Dr. Mishkel programó inmediatamente a su paciente para un procedimiento exploratorio en el laboratorio de cateterismo cardíaco (Cath Lab) de Christine E. Lynn Heart & Vascular Institute en Boca Raton Regional Hospital, que forma parte de Baptist Health. Antes del procedimiento, le explicó al Sr. Tritle que había tres posibles resultados.

“Puede acabar tomando medicamentos como los betabloqueantes”, le dijo el Dr. Mishkel, refiriéndose a una clase de fármacos que se prescriben ampliamente para tratar la hipertensión y son la base del tratamiento para muchos pacientes cardíacos.

“O”, continuó el Dr. Mishkel, “puede que tengamos que insertar un stent coronario en una de sus arterias”. ¿Y la tercera posibilidad? “Puede que tengamos que sustituir su válvula aórtica, lo que requeriría una operación de corazón abierto”. Sin embargo, ni el médico ni el paciente sabrían qué opción sería necesaria hasta que el cateterismo estuviera en transcurso.

El Dr. Mishkel ya le había explicado al Sr. Tritle las posibles complicaciones del cateterismo y de la cirugía. “Hay riesgos inherentes para cualquier tipo de procedimiento”, reconoce el Sr. Tritle. “Rara vez ocurren, pero de vez en cuando sí pasan”.

En el laboratorio de cateterismo

Y así, el 22 de junio, el Sr. Tritle acudió al laboratorio de cateterismo del Instituto para lo que esperaba fuera un procedimiento bastante rutinario – un cateterismo cardíaco de la arteria descendente anterior izquierda (LAD) y de la arteria coronaria derecha (RCA).

Ahmad Hamzah, M.D., cirujano cardiotorácico del Heart and Vascular Institute en Boca Raton Regional Hospital

Lamentablemente, el procedimiento reveló un daño significativo y se introdujo un stent en su arteria coronaria derecha. Sin embargo, durante la intervención, la aorta ascendente del Sr. Tritle se diseccionó desde el punto en que se une a la arteria coronaria derecha, una complicación poco frecuente pero no inédita en este tipo de intervenciones. Ahora se enfrentaba a una situación que ponía en peligro su vida y requería una intervención quirúrgica inmediata y altamente especializada.

En un instante, el equipo quirúrgico de Boca Raton Regional Hospital, dirigido por Ahmad Hamzah, M.D., cirujano cardiotorácico del Heart and Vascular Institute, entró en acción y le realizó al Sr. Tritle una intervención quirúrgica de emergencia a corazón abierto.

“El paciente se sometió a una resección endoscópica de las venas de su pierna izquierda para el procedimiento de baipás”, recuerda el Dr. Hamzah. “Utilizando secciones de 30 centímetros extraídas de la vena safena mayor del Sr. Tritle, hicimos dos injertos de baipás: uno a su arteria descendente anterior izquierda y otro a su arteria coronaria derecha”.

Al mismo tiempo, el Dr. Hamzah sabía que la válvula cardíaca del Sr. Tritle estaba calcificada y estrechada y que la aorta ascendente estaba disecada (una rotura contenida en la que se produce un desgarro en la capa interna de la aorta) y debía ser sustituida inmediatamente, junto con la válvula aórtica calcificada. “Así que, tras completar los dos baipases coronarios, implantamos una nueva válvula aórtica y sustituimos diez centímetros de su aorta ascendente”, dice el Dr. Hamzah. Es una intervención poco frecuente, añade él, que se realiza en el Instituto entre unas 10 a 15 veces al año. “Esencialmente, tuvimos que hacer tres operaciones en una”.

Cuando más tarde le contaron lo que había pasado – una angioplastia y un stent, además de una operación de emergencia a corazón abierto y una sustitución de la válvula cardíaca y de la aorta ascendente – el Sr. Tritle no podía creerlo. “Tengo entendido que los cateterismos y las cirugías duraron unas doce horas y media”, dice él. “No sé qué me impresiona más, si el conocimiento del Dr. Hamzah, su compasión o su resistencia. Es increíble”.

“Hoy estoy vivo gracias a ellos”

El Sr. Tritle dice que aún se emociona al pensar en su experiencia en Boca Raton Regional Hospital. “El personal de la unidad de cuidados intensivos (ICU), los profesionales de enfermería, el personal de limpieza, todas las personas de ese piso me proporcionaron una atención tremenda y me trataron con respeto y compasión”, recuerda él. “Las cosas podrían haber salido terriblemente mal, pero no lo hicieron. Hoy estoy vivo gracias a ellos”.

En cuanto a su trabajo como salvavidas, el Sr. Tritle espera volver al trabajo dentro de unos meses, como nuevo. “A la semana de la operación, ya estaba caminando una o dos millas al día y ahora he vuelto a trotar un poco”, dice el Sr. Tritle, que dice que siente bien el pecho y que no ha experimentado falta de aire.

“Pronto podré empezar a hacer ejercicios de resistencia progresiva y volver a la piscina y empezar a nadar de nuevo, algo que espero con ansias”, dice el Sr. Tritle. Está trabajando rápidamente en su regreso para que en otro par de meses pueda hacer su prueba de recertificación, que implica nadar 500 metros en menos de 10 minutos. “No veo la hora de volver a la playa”, dice él.

El Dr. Hamzah dice que el Sr. Tritle es una gran persona y que ambos tienen algo en común. “Cuando nos conocimos, me dijo que había ayudado a mucha gente en la playa y que había salvado vidas. Y yo le dije que yo también salvo vidas, así que en cierto sentido los dos somos salvavidas, cada uno con nuestra propia especialidad”.

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