
Educación
La concienciación sobre la artritis: Lo que incluso los adultos más jóvenes deben saber sobre el diagnóstico y el reemplazo de cadera o rodilla
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Alrededor de uno de cada cinco adultos estadounidenses (el 21.2 por ciento) o alrededor de 53.2 millones de personas tienen artritis diagnosticada por un médico, según los datos más recientes reportados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC).
Los adultos de 45 años o más representan el 88 por ciento de todos los adultos estadounidenses con artritis, según el estudio de los CDC publicado a finales del año pasado y titulado Prevalence of Diagnosed Arthritis — United States, 2019–2021. El 12 por ciento restante tiene entre 20 y 40 años. Y es un grupo demográfico en crecimiento.
Los cirujanos ortopédicos ven cada vez más adultos jóvenes con artritis avanzada que a menudo requieren reemplazos de cadera y rodilla. La osteoartritis es el tipo más común de la enfermedad, y a veces se denomina “artritis por desgaste”. Se desarrolla cuando la suave almohadilla entre los huesos (cartílago) se quiebra y las articulaciones se vuelven dolorosas, inflamadas y difíciles de mover. Las lesiones traumáticas pueden acelerar la artritis en los adultos jóvenes. Y hay un factor de riesgo que aún se está investigando a fondo: La genética.
Alexander Gaukhman, M.D., orthopedic surgeon with Baptist Health Orthopedic Care at Boca Raton Regional Hospital.
Alexander Gaukhman, M.D., cirujano ortopédico con Baptist Health Orthopedic Care en Boca Raton, que forma parte de Baptist Health, explica que cada vez ve a más pacientes activos de entre 30 y 40 años con artritis terminal en la cadera o la rodilla, lo que indica que son candidatos para una cirugía de reemplazo.
Los cirujanos ortopédicos de Baptist Health aprovechan los últimos avances en reemplazos articulares, utilizando el software de reconstrucción tridimensional más reciente para la planificación preoperatoria y como guía durante la cirugía. Una mayor precisión minimiza las complicaciones, el dolor y la necesidad de una revisión del reemplazo de rodilla o cadera más adelante.
“Los pacientes se están operando mucho antes gracias a la mejora de las técnicas y a los nuevos biomateriales, que pueden durar más tiempo, algo que no era posible hace 20 o 30 años”, afirma el Dr. Gaukhman. “Los pacientes son activos y quieren seguir siéndolo. No quieren esperar 10 o 15 años y sufrir con dolor. Esta tendencia está aumentando lentamente, ya que los pacientes más jóvenes se están sometiendo a cirugía y los implantes duran entre 15 y 20 años”.
El informe de los CDC reveló que la prevalencia de la artritis era mayor entre los adultos que no realizaban ninguna actividad física en su tiempo libre (31%), en comparación con los que no eran suficientemente activos (27%) o los que cumplían las recomendaciones de actividad física (19%).
La artritis y su vínculo con la obesidad, la genética y otros factores de riesgo
Los síntomas de la artritis pueden ser un obstáculo para la actividad física, y la inactividad entre las personas con artritis está asociada a condiciones como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad y las limitaciones funcionales. Sin embargo, la actividad física regular puede ser una forma importante de reducir el dolor, mejorar la funcionalidad y controlar los síntomas de las personas con artritis y otras enfermedades crónicas.
En su estudio, los CDC informaron que aproximadamente la mitad de los adultos de 65 años o más con EPOC, demencia, infarto cerebral, enfermedad cardíaca, diabetes o cáncer tenían también un diagnóstico de artritis. Pero no existe una correlación real entre la osteoartritis y ninguna comorbilidad en particular, aparte de cierta correlación con la edad, el sexo, el peso y la genética, según el Dr. Gaukhman.
“Sabemos que la obesidad aumenta el riesgo de artritis, al sobrecargar las articulaciones”, afirma el Dr. Gaukhman. “Y normalmente, la obesidad está asociada a otras comorbilidades subyacentes. Se puede afirmar que los pacientes obesos o con síndrome metabólico, que puede incluir hipertensión, problemas de colesterol, obesidad o diabetes, tienen un riesgo elevado de desarrollar osteoartritis. Pero probablemente se trate de una minoría de pacientes”.
La mayoría de los pacientes, añade, son “pacientes saludables que han desarrollado artritis secundaria al desgaste, o quizá un pequeño porcentaje de ellos a causa de un acontecimiento traumático en su vida, como una lesión del menisco o una cirugía”. Y hay un porcentaje menor de pacientes que padecen enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide.
“Hay varios factores que aumentan el riesgo de artritis: La edad, la genética y los traumatismos ocupan definitivamente los primeros puestos, ya sea cuando se es un adulto joven, un adolescente o un niño", afirma el Dr. Gaukhman. “Y hay ciertas enfermedades que predisponen a padecer artritis de cadera o de rodilla en etapas tempranas de la vida. Y básicamente estamos descubriendo algunos de esos factores que aumentan el riesgo de padecerla”.
‘Mala genética’ y artritis terminal a una edad temprana
Sin embargo, algunos pacientes simplemente tienen “mala genética” y desarrollan artritis terminal en la cadera o la rodilla a una edad temprana, añade. “Tienen un desgaste del cartílago. Es como un neumático en mal estado que se desgasta muy fácilmente. Y esperar 10 o 15 años hasta llegar a cierta edad para someterse a una operación de reemplazo les hace sufrir mucho e interfiere en su calidad de vida”.
¿Qué pasa si un adulto de mediana edad o más joven es activo y empieza a notar algunos dolores? ¿Debería acudir a un especialista ortopédico?
“El conocimiento es poder”, responde el Dr. Gaukhman. “Tener información y tener a alguien que te asesore sobre una posible intervención es clave. Sobre todo si la persona tiene sobrepeso o hábitos alimenticios poco saludables y su tolerancia al ejercicio es muy baja. Buscar asesoramiento médico antes es definitivamente mejor”.
Además, la prevención es clave, añade, cuando se trata de la artritis, como con tantos otros problemas de salud.
“El ejercicio es una gran manera de mejorar la salud general, ya sea cardio, levantamiento de pesas o la práctica de deportes”, dice el Dr. Gaukhman. “Sin embargo, hay algunos ejercicios que son de mayor impacto, como correr o jugar tenis, que pueden afectar más a las articulaciones. Instamos a nuestros pacientes a realizar actividades de bajo impacto, como nadar o montar en bicicleta estacionaria. Siempre se recomienda el ejercicio de bajo impacto para minimizar la cantidad de impacto en las caderas, rodillas y tobillos”.
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