Los chequeos anuales y un diagnóstico temprano ayuda a una mujer de South Miami a vencer el cáncer del cuello uterino | Baptist Health

Jacqueline “Jackie” Modia – esposa, madre, gerente de una sucursal bancaria y residente de South Miami – lo hacía todo bien cuando se trataba de su salud. Visitas anuales a su ginecólogo. Una prueba de Papanicolaou y de VPH cada año. Como mujer en sus 30, conocía los riesgos del cáncer de cuello uterino y la importancia de los chequeos anuales y de la detección temprana. Por eso se preocupó, pero no se asustó, cuando su citología del año pasado fue marcada como irregular.

El ginecólogo de la Sra. Modia le recomendó que se hiciera más pruebas y la refirió a John Paul Díaz, M.D., jefe de oncología ginecológica de Miami Cancer Institute. El Dr. Díaz recomendó una colposcopia, un procedimiento rápido en el que un microscopio especial permite ver de cerca las células del cuello uterino de la paciente. Una solución suave de ácido acético aplicada antes del examen seca el cuello uterino y hace que cualquier célula precancerosa parezca más blanca que las células sanas que le rodean.

Una biopsia dirigida por el colposcopio de algunas células sospechosas reveló una displasia cervical de alto grado que, según el Dr. Díaz, podría convertirse en cancerosa. Aunque la Sra. Modia no había experimentado ningún síntoma, el Dr. Díaz pensó que los resultados eran lo suficientemente inquietantes como para justificar un examen más detallado. Le realizó una conización, un procedimiento ambulatorio en el que se eliminan las células anormales y precancerosas del cuello uterino.

“Se trata básicamente de una biopsia más grande del cuello uterino”, dice el Dr. Díaz. “Extirpamos una sección en forma de cono del tejido anormal, así como una pequeña cantidad de tejido normal, para que sólo quede el tejido normal”. La muestra obtenida del cuello uterino de la Sra. Modia contenía un carcinoma de células escamosas.

“Existen dos tipos de células en el cuello uterino”, explica el Dr. Díaz. “Las células escamosas se encuentran en el exterior del cuello uterino, mientras que las glandulares están en el interior del cuello uterino y, por lo tanto, son más difíciles de detectar”. Cuando esas células crecen y se multiplican de forma inusual, se convierten en cancerosas, según él.

John Paul Diaz, M.D., efe de oncología ginecológica de Miami Cancer Institute

En el caso de la Sra. Modia, dice el Dr. Díaz, el de ella era un cáncer en etapa 1, lo que significa que aún no se había extendido más allá del cuello uterino. “En el caso de una paciente más joven y de bajo riesgo con un cáncer en etapa 1, se prefiere la cirugía a la radioterapia, porque ofrece mejores resultados de calidad de vida”, dice él. En el caso del cáncer avanzado, añade, la cirugía no es una opción, y se requiere radioterapia o quimioterapia, o a veces una combinación de las dos.

El Dr. Díaz le realizó a la Sra. Modia un procedimiento de escisión electroquirúrgica con asa (LEEP por sus siglas en inglés), que utiliza un cable electrificado de bajo voltaje para eliminar el tejido anormal identificado en la colposcopia. “El LEEP nos permite eliminar las células anormales del cuello uterino y obtener un diagnóstico preciso de la patología cervical”, dice él. Al mismo tiempo, añade, el LEEP cauteriza el tejido circundante, lo que ayuda a la cicatrización y elimina eficazmente cualquier célula cancerosa que pueda quedar atrás.

Para asegurarse de que el cáncer de la Sra. Modia no se extendiera más allá del cuello uterino, el Dr. Díaz le recomendó que también considerara la posibilidad de realizar una histerectomía radical, una decisión difícil para cualquier mujer, especialmente si tiene más de 30 años. Siguió su consejo y se operó en abril. “Dada su edad, decidimos dejarle los ovarios para que no entrara en la menopausia antes de tiempo”, dice el Dr. Díaz.

Al mismo tiempo, el Dr. Díaz le realizó una biopsia del ganglio linfático centinela, un procedimiento quirúrgico utilizado para determinar si el cáncer se ha extendido más allá de un tumor primario en el sistema linfático del paciente. “La biopsia del ganglio linfático centinela es el método preferido, en lugar de la disección tradicional de los nódulos linfáticos, porque proporciona un enfoque adaptado a los pacientes con una mejor detección y menos morbilidad”, dice el Dr. Díaz. “Afortunadamente, nuestra evaluación de los ganglios linfáticos centinela de la señora Modia no mostró ninguna propagación”.

Hasta el día de hoy, según el Dr. Díaz, la Sra. Modia sigue siendo “NED” (No Evidence of Disease o Sin Evidencia de Enfermedad en español) y tiene un pronóstico excelente. “Con suerte, debería estar curada”, dice él. Él seguirá viéndola cada tres meses durante los próximos dos años, y luego cada seis meses hasta que cumpla los cinco años. “Después”, dice él, “podrá volver a la vigilancia anual rutinaria de su ginecólogo”.

La Sra. Modia dice que ahora se siente bien y no tiene limitaciones en su vida diaria. “Todo ha vuelto a la normalidad”. Sin embargo, está consciente de que su experiencia de cáncer podría haber sido mucho más difícil. “Mi mejor amiga murió de cáncer hace ocho años, cuando tenía 30 años, y no podía dejar de pensar en eso. Afortunadamente, mi cáncer se detectó a tiempo”.

En cuanto a la Sra. Modia, dice que está agradecida al Dr. Díaz y al equipo de Miami Cancer Institute. “Cada vez que voy, todo el mundo es tan cálido y cariñoso, y su personal de la oficina es tan receptivo”, dice ella. “Y el Dr. Díaz – él te hace sentir a gusto y explica todo muy bien”.

El Dr. Díaz dice que el caso de la Sra. Modia es un ejemplo perfecto de la importancia de las pruebas de detección y de la detección temprana. “Así es como debe ser: detección, intervención temprana y tratamiento”, dice él. “La Sra. Modia hizo todo lo que debía hacer con sus exámenes y sus chequeos anuales, y pudimos detectar su cáncer cuando aún era altamente tratable y curable”.

La Sra. Modia está justificadamente orgullosa de considerarse una sobreviviente de cáncer. “Estoy feliz de haber vencido el cáncer porque mucha gente no tiene esa oportunidad”, dice ella, y añade que la detección temprana le salvó la vida. “Asegúrense de mantenerse al día con sus revisiones y sus exámenes. Y si le diagnostican, no pierdan la esperanza: el cáncer de cuello uterino es curable”.

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