Después de su lucha contra el cáncer de seno, una sobreviviente quiere reciprocar
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Publicado: October 19, 2021
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Cuando Angie Taylor, viuda, se mudó a Plantation desde Maryland en el 2015, estaba lista para comenzar un nuevo capítulo de su vida. A los 48 años, y con hijos acercándose a la edad adulta, se sintió atraída por el océano y emocionada por comenzar un nuevo trabajo. Su vuelta a la vida fue sin problemas, al principio. Pero apenas un mes después de cumplir los 50 años, el 6 de julio del 2017, la vida le volvió a cambiar cuando le diagnosticaron cáncer de seno. “Aunque no me sentí sorprendida, sí me sentí entumecida”, recuerda ella.
No deje de verlo: Angie Taylor, sobreviviente de cáncer de seno habla de su diagnóstico y tratamiento en Miami Cancer Institute. (Video en inglés por George Carvalho.)
El papel de la genética
Taylor tiene un amplio historial familiar de cáncer. Sus dos abuelas tuvieron cáncer de seno, a una tía se le diagnosticó a finales de los 30 años y a dos primas también se les descubrió cáncer de seno a una edad temprana. Además, sus hermanos y otros parientes fueron diagnosticados de cáncer de páncreas, estómago y próstata. Armada con ese conocimiento, empezó a hacerse pruebas de detección a los 35 años y siempre se hacía una mamografía anual. Llevaba unos cuatro meses de retraso cuando ella misma se encontró el bulto durante un autoexamen de los senos.
Después de reunirse con Lauren Carcas, M.D., oncóloga médica en la localidad de Miami Cancer Institute en el Condado de Broward, que forma parte de Baptist Health, Taylor se sometió a pruebas y asesoramiento genético. Resultó positiva para la mutación BRCA1, que conlleva un riesgo significativamente mayor para el cáncer de seno y de ovarios, así como algunos otros tipos de cáncer, como el de páncreas, melanoma y próstata (en los hombres). Además, su madre es caribeña, una de las poblaciones de alto riesgo, junto con los hispanos, para desarrollar cáncer.
Taylor llevó una lista de preguntas a la Dra. Carcas para poder entender mejor su cáncer de seno triple negativo, asociado con BRCA, en fase inicial. “Sentí una gran compasión y afecto”, dijo ella. “Entré llorando. Estaba hecha un desastre. Tenía 10 millones de preguntas y ella se tomó el tiempo de responderlas todas”.
“En realidad, el núcleo de mi enfoque en la oncología con mis pacientes es la educación”, dijo la Dra. Carcas. “Estoy aquí para educarles sobre las opciones, sobre la enfermedad, y para asegurarme de que lo que recomiendo esté alineado con sus valores”.
Las implicaciones de una prueba genética positiva van más allá del momento en que el paciente recibe los resultados. Si un paciente aún no ha sido diagnosticado con cáncer, los médicos pueden recomendar pruebas de detección agresivas, cambios en el estilo de vida, medicamentos y, a veces, mastectomías profilácticas o la extirpación de los órganos reproductivos. Si se les ha diagnosticado cáncer, ahora disponen de información que puede ayudar a guiar el tratamiento y a tomar decisiones de salud a lo largo de su vida.
El tratamiento
Con un mejor conocimiento de su cáncer de seno triple negativo asociado con BRCA en fase inicial, Taylor comenzó un programa de cinco meses de quimioterapia para reducir el tumor antes de la cirugía. El 28 de diciembre de 2017 se sometió a una mastectomía bilateral y a una cirugía reconstructiva. No hubo necesidad de radioterapia. Un año después, se sometió a una ooforectomía, la extracción de los ovarios y las trompas de Falopio, para prevenir el cáncer de ovario y otros cánceres ginecológicos.
Ella también habló con su hijo y su hija que, al acercarse a mediados de su década de los 20 años, pronto tendrán la edad adecuada para someterse a las pruebas genéticas. “Hay un 50 por ciento de probabilidades de que cada uno de los hijos también albergue esta mutación genética, lo que significa que tendrían un mayor riesgo de desarrollar cáncer”, dijo la Dra. Carcas. Las pruebas pueden realizarse en cualquier momento a lo largo de su vida adulta, y si optan por no hacerlas ahora, se les aconsejará que sigan las pautas de detección como si hubieran resultado positivo.
Aunque este nuevo capítulo de su vida no fue el que ella había planeado, Taylor dijo que le enseñó sobre sí misma. “Me di permiso para llorar cada día durante ocho minutos. Se me ocurrieron ocho minutos porque sentí que era un tiempo lo suficientemente corto como para desahogarme, pero luego podía recomponerme y seguir adelante”. También aprendió que las mujeres que la rodeaban en la quimioterapia apreciaban su sentido del humor.
Ahora ella está reciprocando
Pero había algo más. Ella quería reciprocar. “Quería hacer algo para ayudar a proporcionar mamografías gratuitas a las mujeres sin seguro”, dijo ella. “Creé una organización sin fines de lucro, Artfull Angels, y hasta la fecha he ayudado a 19 mujeres. De las 19, cuatro fueron diagnosticadas con cáncer de seno. Les va muy bien. Las llamo mis ángeles. La mayor tiene 72 años y pude acompañarla cuando le hicieron la mastectomía”.
“Angie se ha convertido en una defensora de otras mujeres”, dijo la Dra. Carcas. “Ella entiende la importancia y lo vitales que son las pruebas de detección, pero aún más que eso, lo vitales que son las amistades que ella ofrece a estas mujeres que están pasando por el tratamiento”.
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