Un viaje a la sala de emergencia durante la COVID-19
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Publicado: June 9, 2020
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Sam Verdeja se acostó a dormir la noche del 14 de mayo con un poco de malestar en la parte baja del abdomen. Cuando despertó unas horas más tarde con un dolor severo, supo de inmediato que era un ataque de diverticulitis, como resultado de una condición con la cual había sido diagnosticado 30 años atrás.
Comienza con pequeños sacos abultados (divertículos) que a veces pueden formarse en el revestimiento interior del intestino, y ocurre más a menudo entre personas mayores de 40 años. Cuando estos sacos se inflaman o se infectan, pueden causar dolor extremo en la parte baja del abdomen, además de fiebre, nausea y otros síntomas. Si la condición se deja sin tratamiento, los sacos pueden reventarse, causando una infección severa o inclusive la muerte. La diverticulitis leve puede ser tratada con antibióticos, descanso y cambios a la dieta. La diverticulitis severa o recurrente puede requerir cirugía.
El Sr. Verdeja, de 83 años, había tenido su último ataque de diverticulitis hace unos años. “Esa vez, había podido ver a mi médico, tomar antibióticos y antiinflamatorios y no había tenido que ir al hospital”, él recuerda.
Esta vez, sin embargo, fue distinta, y la infección lo tenía doblado en agonía. Pero era media noche y no quería molestar a su médico a esa hora. Y además, el Sr. Verdeja – que siempre ha sido un esposo devoto – quería esperar hasta las 7 de la mañana para poder prepararle las medicinas matutinas a su esposa Delia, quien sufre del Mal deParkinson. Solo entonces fue que llamó a su hijo Ed, que vive cerca, y le pidió que lo llevara a la sala de emergencia de Baptist Hospital que estaba a unos minutos de su casa.
“Sam es un hombre fuerte que no se queja mucho, así que cuando me dijo que pensaba que tenía que ir al hospital, salí corriendo a buscarlo”, recuerda Ed Verdeja, de 45 años, un corredor de bienes raíces de Miami que es padre de tres niños. Cuando llegamos a la sala de emergencia alrededor de las 7:30 de la mañana, ninguno de los dos sabíamos en realidad lo que esperar con todas las restricciones de la COVID-19”, dijo él, en referencia a las medidas realzadas de evaluación y los estrictos protocolos para el control de las infecciones adoptados por BaptistHospital en todos sus hospitales e instalaciones.
Un letrero afuera de la sala de emergencia advirtió que no era permitida la entrada a los visitantes a no ser que estuvieran acompañando a un menor o a una persona con necesidades especiales, así que el joven Verdeja dejó a su padre con un miembro del personal del hospital quien le realizó una evaluación y un chequeo de temperatura en la entrada.
“No me sentí del todo inquieto acerca de la COVID ni de no poder acompañar a mi papá adentro”,dice Ed Verdeja. Yo había estado en Baptist anteriormente y tenía la plena confianza de que ellos se harían cargo de cualquier cosa que pudiera tener mi papá. Estaba más preocupado por mi mamá quien se había quedado sola en la casa”.
Por su parte, Sam Verdeja tampoco estaba preocupado por el coronavirus – él solo quería encontrar alivio para su dolor – pero se sorprendió al encontrar que la sala de emergencia estaba prácticamente vacía. “Las salas de emergencia siempre están llenas de gente y yo pensé que con la COVID-19 estaría aún más llena”, él recuerda. “Pero no tuve que esperar ni un solo minuto antes de que me entraran”.
Además del proceso de registración sin contacto, elSr. Verdeja se percató de otros cambios adentro de la sala de espera. Todos los empleados tenían máscaras puestas, y además para poder mantener el distanciamiento social, había letreros y calcomanías para marcar claramente donde alguien podía sentarse o pararse. Todas las áreas comunes y las superficies de alto contacto estaban siendo limpiadas meticulosamente por el personal del hospital.
“Lo último por lo que debe preocuparse alguien que llegue a la sala de emergencia es de estar expuesto al coronavirus” dice Sergio Segarra, M.D., especialista en medicina de emergencia con Baptist Hospital. “Hemos tomado medidas extraordinarias aquí en Baptist para asegurar la seguridad de todos nuestros pacientes y empleados”.
El Sr.Verdeja fue examinado por un médico tratante y le fue administrado un medicamento para el dolor antes de someterse a varios exámenes. Él luego fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos de Baptist Hospital. Afortunadamente se acordó de llevar su celular y su cargador consigo y así pudo permanecer en contacto tanto con Ed y con su otro hijo Neil, todo el tiempo que estuvo hospitalizado.
“Sin embargo, antes de ser admitido a la unidad de cuidados intensivos, al Sr.Verdeja le fue realizada una prueba de hisopo nasal para la COVID-19. Esa fue la peor parte de toda mi experiencia”, dice el ejecutivo de mercadeo retirado entre risas. “Sentí como si me estuvieran metiendo el hisopo desde la nariz hasta la cuenca del ojo”. La prueba afortunadamente resultó negativa y él se sintió aliviado de no tener que preocuparse por su diverticulitis además de la COVID-19. Eventualmente se estabilizó su condición, se le alivió el dolor, y luego de pasar el fin de semana en el hospital, fue dado de alta ese domingo en la tarde.
Hoy, el Sr. Verdeja está de regreso a su trabajo de ponerle los toques finales a su segundo libro, una cronología de historia cubana desde el 1492 hasta el presente, que está escribiendo con el autor Leonardo Rodriguez y que espera esté listo para publicarse a finales de este año. Él permanece activo con organizaciones como Facts About Cuban Exiles (FACE), un grupo que él mismo fundó en el 1982 y en el cual sigue formando parte de su junta ejecutiva. Además, conserva gratos recuerdos de todas las personas que conoció durante su carrera de 29 años con The Miami Herald Media Company, donde comenzó como ingeniero mecánico en el 1967 y de donde se retiró en el 1996 como vicepresidente de mercadeo y relaciones comunitarias.
El Sr.Verdeja, que también sirvió en la Junta de Baptist Health Foundation a principios de los años 90, dijo que ir a Baptist en caso de emergencia fue una decisión fácil. “He estado yendo a Baptist por muchos años. Cuando se trata dela atención de salud mía o de mi familia, siempre pienso primero en Baptist”.
EdVerdeja también opina como su padre. “Me siento muy tranquilo de tener a Baptist a la vuelta de la esquina. Yo conozco muchas personas de alto calibre que trabajan ahí y sé que si lo necesitamos, tendremos los mejores profesionales de salud atendiéndonos a mí y a mi familia”.
Si usted necesita atención médica de emergencia – ahora o en cualquier momento –el Dr. Segarra sugiere llamar al 911 o ir a la sala de emergencia de inmediato, ya que la atención demorada puede llevar a problemas mucho más serios. “Todas las once salas de emergencia de Baptist Health en el Sur de la Florida están abiertas y listas para servirle”, reporta él. “Y usted puede sentirse confiado que nuestras salas de emergencia son seguras para usted y para sus seres queridos”.
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